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Portavoz de Recursos Naturales de Foro

Queda mucho por investigar en los ríos asturianos

La urgencia de llevar a cabo un estudio riguroso de las causas que merman la presencia de salmón

Queda mucho por investigar en los ríos asturianos FERNANDO RODRÍGUEZ

Asistí el pasado 21 de mayo a la conferencia del investigador del CSIC Javier Lobón en la tribuna de "El foro de Asturias", titulada "Un réquiem por los salmones, truchas y anguilas de Asturias. ¿queda alguna esperanza de vida?", y en ningún momento de su intervención ni del coloquio le escuché decir que "debería de vedarse la pesca de salmón al menos en algunos ríos para recuperarlo", como puede comprobar quien consulte en http://www.elforodeasturias.es/ los vídeos correspondientes. Tres días antes, también leí que un estudio de la Universidad Complutense de Madrid realizado por la catedrática Ana Almodóvar concluye que "las causas del declive del salmón son el cambio climático y la sobrepesca". Lo que me preocupa de estas noticias es que se utilicen dentro de una campaña anti pescadores que ha arreciado en Asturias en los últimos tiempos, para enmascarar las responsabilidades de la catastrófica situación de los ríos salmoneros asturianos, o sea, para liberar de culpa alguna a las indolentes e inútiles Consejerías de Medio Rural y de Medio Ambiente del gobierno del Principado.

Voy al grano. No hace falta ninguna preparación especializada para afirmar que en Asturias disfrutamos del privilegio de tener las poblaciones de salmones más meridionales de Europa, acompañando a nuestras truchas, reos y anguilas. Tampoco es necesaria una titulación académica para asegurar que, además de los fenómenos naturales de la madre naturaleza, como las lluvias y los niveles de agua de los ríos, sobre las que no cabe responsabilizar a las administraciones regionales, hay algunas causas que son directamente atribuibles a la mano del hombre sobre las que sí cabe derivar responsabilidades administrativas y políticas a los gobiernos competentes de las Comunidades Autónomas. Enumero las causas más conocidas que nadie investiga, en medio de la pasividad del gobierno del Principado.

1ª.- La contaminación urbana industrial y agrícola creciente, incluidos los envenenamientos de las aguas de los ríos, a pesar de contar con una red de depuradoras que ni depuran ni siquiera funcionan algunas de ellas. Nadie investiga que está pasando con la calidad de las aguas de los ríos asturianos en los últimos treinta años como consecuencia de lo anterior, dato fundamental para la vida de los salmones, truchas y reos.

2ª.- Las alteraciones artificiales de los cauces con las extracciones de áridos y las canalizaciones, así como las mutilaciones provocadas por las presas de las minicentrales) de los cauces de los ríos

3ª.- Las plagas de nuevos depredadores como cormoranes o garzas, que pescan a diario, sin vedas ni cupos ni días de descanso, y el crecimiento incontrolado de las poblaciones de depredadores tradicionales, como las nutrias, que ya se pasean por playas y malecones de los puertos asturianos.

4ª.-El furtivismo organizado que "arrasa" con red en los pozos y las desembocaduras, o "caza" con arpón en las épocas de estiajes y aguas bajas de las cabeceras de los ríos.

Por no investigar, las administraciones fluviales española y asturiana no investigaron a fondo aquella terrible enfermedad UDN que comenzó en Irlanda y que asoló muchos ríos europeos, entre ellos todos los asturianos. Como tampoco se investigan los porcentajes de retornos de alevines de salmón tras su periplo oceánico, de forma que siguen de actualidad los datos del Marqués de Marzales realizados con marcajes artesanales en el río Eo hace un siglo.

Lo fácil ante estos problemas, cuyas soluciones exigen trabajo y esfuerzo, es cerrar los ojos a estas realidades, para negarla o para mirar hacia otro lado, y echar las culpas a los pescadores, acusándolos de sobre pesca, para justificar la política del "prohibicionismo" y poner veda sobre veda en la normativa fluvial. Pero la realidad es tozuda y acaba imponiéndose. Los urogallos dejaron de cazarse hace cuarenta años y hoy día su población está diezmada y en riesgo de extinción. Se acabó la disculpa. En el río Bidasoa y el río Orio, en España; en el río Támesis, en Inglaterra; en los ríos Ranga Este y Ranga Oeste en Islandia, se habían extinguido los salmones y hoy día han vuelto a sus aguas, gracias a muchas actuaciones de las administraciones competentes, incluidas las repoblaciones artificiales. Sí, tomen nota los enemigos de las repoblaciones, gracias a las repoblaciones artificiales bien hechas. No voy a meterme a especialista, pero hace setenta años, cuando la piscicultura era una ciencia poco conocida en Europa, aquí en Asturias teníamos una piscifactoría en Infiesto con la que se repoblaron muchos ríos, incluyendo el Esva. Hoy no sirve porque al estar situada en la parte baja del río Espinaredo sus aguas ya no ofrecen la calidad de antaño. ¿Qué ha hecho el Principado para sustituirla por otra en la cabecera de algún otro río? Muchas promesas pero al final, nada. Absolutamente nada. Solo las asociaciones de pescadores se ocupan de repoblar lo que buenamente pueden. ¿Cómo les corresponde el gobierno del Principado? Con limitaciones de días de pesca y recortes de la temporada de pesca. Así nos luce el pelo en Asturias.

En resumen, queda mucho por investigar. No vale investigar una sola causa del problema y olvidarse de las demás. Si algún investigador se empeña en generalizar sus conclusiones parciales, le hará un flaco servicio a las truchas, las anguilas, los reos y los salmones asturiano, porque justificará el "prohibicionismo" del gobierno del Principado, y su vagancia para seguir sin hacer nada.

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