La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El río Piloña en su confluencia con el Sella, puro chocolate

El desánimo que no cunde entre los ribereños

El río Piloña en su confluencia con el Sella, puro chocolate

Desde hace varias semanas los ribereños están atónitos ante el estado que presenta el río Piloña, con una turbiedad extrema, al menos en los últimos kilómetros del tramo hasta la confluencia con el Sella.

Es imposible pescar en un río así y no sólo a causa de alguna que otra esporádica tormenta primaveral, como las registradas en fechas recientes en gran parte de la comarca, sino por una serie de actuaciones -sin olvidar supuestos argayos- en la mejora de carreteras secundarias del concejo de Parres. Y como nunca llueve a gusto de todos, en este caso tan sólo resta esperar a que las susodichas obras lleguen a su fin para que el afluente del Sella recupere su idóneo estado para la práctica de la pesca fluvial. A escasos metros del "chocolateado" Piloña, la Sociedad de Pescadores El Esmerillón, liderada por Antón Caldevilla, arrancó a primera hora de la mañana de ayer, miércoles, en la zona de La Dehesa, en el Sella, la suelta de 5.000 alevines de truchas y reos, criados en la piscifactoría que gestionan en Romillu (Parres).

Toda una grata experiencia para los escolinos del colegio de Educación Infantil y Primaria Río Sella, de Arriondas, que colaboraron en esa tarea en la cuenca del Sella. Ahora, tan sólo resta esperar que esa altruista labor del colectivo no acabe convirtiéndose, una vez más, en habitual pasto de depredadores -sobremanera cormoranes, además de nutrias y gaviotas-, a modo de cebadero.

Entre tanto, la buena nueva de estos últimos coletazos primaverales viene dada por el acuerdo sellado por grandes colectivos ecologistas en Groelandia para tratar de evitar la masiva pesquería comercial de salmones en el Norte de Europa. Una medida que tendrá buenas expectativas para los ríos asturianos en próximas campañas. De cumplirse esos acuerdos, siempre y cuando no existan otro tipo de cortapisas, la pesca del salmón en aguas continentales del Principado, así como en otras cuencas de la Cornisa Cantábrica, podría contemplarse con algo más de optimismo, sobremanera tras los conteos realizados -al menos en el Sella y en el Cares- en las anteriores temporadas salmoneras.

Por otra parte, los ribereños de las cuencas más orientales de Asturias siguen escudriñando los ríos en búsqueda de ejemplares, pero los peces no abundan, sino todo lo contrario. Eso sí, hay más agua que nunca a estas alturas de la campaña.

Sea como fuere, el desánimo no cunde entre los asiduos a la ribera del Sella y del Cares-Deva. Incluso, los amantes de la pesca sin muerte también se dejan ver por algunos tramos de la comarca, como en el coto truchero "Cangas de Onís", en plena urbe.

Como vengo insistiendo desde hace tiempo, todos tienen cabida, unos y otros, ribereños y deportistas, para el disfrute de esa ancestral actividad en aguas continentales asturianas, la pesca.

Para nada deben estar reñidas, ni mucho menos prohibidas. Son perfectamente compatibles todas y cada una de ellas.

Compartir el artículo

stats