La falta de tensión y miedo a las lesiones fue la primera de ellas. Los titulares firmaron la peor primera parte que se recuerda con Julen Lopetegui como seleccionador. Faltó tensión y sobró miedo a las lesiones. Varias selecciones han sufrido bajas de última hora y se han producido lesiones graves que los jugadores tenían en su mente.

También falló la presión y la falta de circulación. Las señas de identidad de la selección española se rebajaron con una posesión (hasta el 72% al descanso) sin profundidad ni pegada. El primer disparo a puerta llegó a los 64 minutos y las llegadas aisladas no fueron fruto del habitual juego de combinación colectivo.

En la batalla del 9 apareció la figura de Iago Aspas como decisiva, el que menos minutos tuvo de los tres candidatos al puesto. El gallego extendió su dulce momento goleador del Celta. Devoró cada segundo que estuvo en el partido, con muchas ganas hasta para sacar rápido de banda como si se estuviese perdiendo un partido oficial. La riqueza táctica de Lopetegui fue otra de las claves: Del 1-4-2-3-1 del que parte, pasó ante Túnez a un 1-4-4-2 cuando entró en escena el 'plan B' con Lucas Vázquez y Marco Asensio, para acabar buscando el triunfo y encerrando al rival con un 1-3-5-2, renunciando a un defensa y apostando por dos puntas juntos. Por último, la lesión de Carvajal abrió la puerta a Nacho, en el lateral derecho y mostró su polivalencia en la defensa final de tres. El del Madrid podría ser titular ante Portugal el próximo viernes.