El argentino Leo Messi desató ayer la locura en el primer entrenamiento abierto al público de la Albiceleste desde su llegada a Rusia. Medio millar de personas abarrotaron las gradas y no dejaron de corear el nombre del astro barcelonista, al que tiempo que ondeaban sus banderas argentinas y blaugranas. Messi decidió agradecer el apoyo y la paciencia de los aficionados al final de la práctica firmando autógrafos y haciéndose fotos con sus admiradores durante casi 10 minutos.