“Yo quería conocer, ver con mis ojos, caminar, vivir experiencias complementarias para lo que más me gustaba, que era el teatro”. Ese espíritu inquieto llevó a Shu Taira a emprender un viaje desde Japón a Europa y, por una serie de casualidades, a establecerse hace 54 años en Oviedo. Para suerte suya, ya que aquí conoció a su mujer, Ángela, y la de miles de aprendices de judokas que le consideran su maestro y un ejemplo a seguir. Por eso y por su prolífica faceta como escritor, con la publicación de su séptimo libro, Taira recibió ayer el “Asturiano del mes” de abril de LA NUEVA ESPAÑA.

“Se percibe que Taira es una persona querida”, resaltó Ángeles Rivero, subdirectora general de LA NUEVA ESPAÑA, para constatar el respaldo con que contó el maestro japonés, acompañado en la sede del periódico por nueve de sus discípulos, tres de ellos expresidentes de la Federación Asturiana de Judo (José Manuel González, Jesús Verano y Víctor Valle) y por el actual, José Ramón Maseda. También acudieron José Antonio Gandoy, exdirector de la Escuela de la Federación; Marco Rodríguez, responsable de comunicación, y sus alumnos José Joaquín Suárez, Miguel Fernández y Máximo González.

Taira se mostró muy agradecido al recibir los atributos que distinguen el “Asturiano del mes”: la estela de José María Legazpi, entregada por el director de LA NUEVA ESPAÑA, Gonzalo Peón; una reproducción de la portada, elaborada expresamente para el galardonado, que recogió de manos del gerente del periódico, Eduardo Suárez, y una caricatura del dibujante Pablo García, recibida con sorpresa y muy valorada por Taira, que tiene en el dibujo otra de las ramificaciones de su polifacética personalidad.

“Soy feliz por estar vivo para disfrutar de un momento como este”, señaló Taira, que se confesó “un poco asustado porque LA NUEVA ESPAÑA es sinónimo de institución importante. Me siento como si recibiera el premio ‘Princesa de Asturias’ ”. El maestro japonés añadió que “soy muy afortunado porque la gente de Oviedo me acogió con los brazos abiertos. Vine porque un compatriota, Takeda, me ofreció dar clases de judo durante unos meses antes de marcharme a París, que era mi destino. Pero aquí había alguien que me estaba esperando. El amor es muy fuerte”, dijo en referencia a su mujer, Ángela.

Ángeles Rivero definió a Taira como “una figura redonda” por sus múltiples facetas vitales: “Además de una vida dedicada al judo, destaca su labor en la docencia, con miles de alumnos. Lo estudia y lo escribe, como se demuestra en sus siete libros”. Por eso destacó que con el “Asturiano del mes” a Shu Taira se ensancha un palmarés en el que ya figuran numerosos deportistas: “El judo no estaba y debía estarlo. Taira es el que mejor representa al conjunto. Lo reconocéis como un maestro, y nosotros, también”.

Rivero encuentra en la elección personal de Taira “un mensaje de optimismo” para Asturias y los asturianos: “Es un buen ejemplo de que los mejores pueden encontrar aquí su sitio. Después de 54 años en Oviedo tiene más que acreditado su título de asturiano”.

El gesto de sorpresa de Taira al ver su caricatura, que le muestra Ángeles Rivero. | Irma Collín

Clases mixtas hace más de 50 años

 

Shu Taira dudó cuando se le preguntó por el mejor presidente de la Federación Asturiana de Judo que había conocido, pero finalmente señaló a José Manuel González, el más veterano de los presentes en la entrega del “Asturiano del mes”. González, que recordó las riñas que recibía de Taira cuando faltaba a los entrenamientos, destacó un detalle novedoso del maestro japonés a su llegada a Oviedo: “Siempre le preocupó la promoción del judo entre las mujeres y desde el principio impartió las clases mixtas, algo impensable en otros ámbitos hace cincuenta años en España”. José Antonio Gandoy señaló que Taira “implantó en Asturias el estilo japonés por excelencia” y Jesús Verano se refirió a su impacto a nivel nacional: “España ganó muchas medallas en los Campeonatos de Europa gracias a los judokas asturianos”.