El debate interno que a partir de mañana se va a abrir en el seno de la sociedad agraria de transformación Central Lechera Asturiana (Clas), una vez que el sector oficial de socios -con la oposición de la llamada tendencia crítica- pretende poner en marcha un proyecto para la reforma societaria y la modificación de la naturaleza jurídica de esta organización al cabo de 41 años de existencia, va a tener, por el propio peso y relevancia de Clas, pero también por la importancia de la compañía láctea Capsa, de la que Clas es accionista hegemónico, una extraordinaria repercusión en el sector primario asturiano, así como en el conjunto del sector lácteo nacional. Y ello, cualquiera que sea el camino por el que se opte en el seno de Clas.

Nada parece que vaya a seguir siendo igual en esta organización láctea tanto si la masa social acepta el plan que impulsa el nuevo presidente de Clas, Bertino Velasco, con la inspiración del director general de Clas y consejero delegado de Capsa, Pedro Astals, como si, de producirse un rechazo, un grupo de socios pasivos (los que participan en Clas pero ya no entregan leche) acudieran a los tribunales para lograr lo mismo por vía judicial, tal como pronosticó Velasco el viernes.

Clas, fundada en 1967 como grupo sindical de colonización con 12.000 socios (hoy tiene 7.470, de los que sólo 1.280 activos siguen produciendo leche), y convertida en 1981 en sociedad agraria de transformación -figuras ambas de espíritu cooperativo, aunque no cooperativas en el sentido estricto-, sigue siendo la mayor organización del campo asturiano. Sus 1.280 socios activos suponen el 40% de los 3.200 ganaderos que producen leche en la región.

La repercusión para la economía asturiana es aún más relevante, toda vez que Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa), la compañía fabricante, que, constituida como sociedad anónima, está participada de forma hegemónica por Clas, adquiere el 60 por ciento de la producción láctea total de Asturias, que la abastece del 36% de los 1.050 millones de litros que trata cada año en sus diez centros de producción, situados en Asturias (3), Galicia (2), Andalucía (2), Cataluña (1), Menorca (1) y Madrid (1).

Una estimación que data de julio de 2006 atribuía a Capsa la mitad del PIB agroalimentario de Asturias.

Clas, de acuerdo con un estudio difundido en enero por la escuela holandesa de negocios Nyenrode/NICE, es la segunda cooperativa agraria más relevante de España, sólo por detrás de la gallega Coren, y 62.ª de Europa. Sólo tres empresas de economía social en España del sector primario están entre las 100 más relevantes de la UE. En el estricto ámbito de las cooperativas lácteas, la posición de Clas en la UE es mucho más relevante: ocupa el lugar 18.º por facturación.

Capsa, titular de las factorías y de la red de comercialización, de la que Clas posee la mayoría de control (el 56,39%), es la 136.ª empresa española por cifra de negocio y la tercera de Asturias. Si se considerase el empleo total de Capsa en el conjunto de sus plantas (1.405 trabajadores) sería la sexta compañía más relevante de la región. En Asturias concentra en torno al 40% de su plantilla: unos 700 trabajadores, lo que la sitúa en el puesto 16.º del total de empresas presentes en el Principado, y en el octavo por peso laboral entre las compañías de naturaleza industrial y fabril.

Capsa es el mayor grupo lácteo del país por volumen de materia prima, aunque el segundo por facturación, por detrás de Danone. La compañía es líder en España por venta de leche líquida, nata y mantequilla, y mantiene posiciones más discretas en yogures, postres, quesos y otros derivados.

La dirección de Capsa y el sector oficial de Clas justifican la propuesta de reforma societaria de la SAT Central Lechera Asturiana con argumentos jurídicos, pero también de estrategia empresarial. Afirman que, sólo convirtiendo a Clas en una sociedad mercantil de naturaleza capitalista y no de economía social (en concreto, en una SL o sociedad de responsabilidad limitada) podrá Capsa afrontar el escenario de presumible concentración empresarial en un sector, el lácteo, aún atomizado en España respecto a otros países de la UE con garantías de liderar ese fenómeno y no quedar orillado por él o ser víctima del mismo. Los socios críticos de Clas consideran, muy al contrario, que el propósito de «desblindar» Clas (hoy no es susceptible de control mediante compras de títulos desde el exterior) es facilitar una eventual venta, anexión o absorción de Capsa por terceros. El sector oficial lo niega y asegura que el fin es, justo al contrario, absorber a otros y no ser absorbido.

Cajastur, que posee el 10,90% de Capsa (es el tercer accionista, por detrás de Clas y del grupo lácteo francés Brongrain), y Caja Rural de Asturias (5%) se postularon la semana pasada para asumir una mayor implicación accionarial en el grupo si así se lo piden el resto de socios y, en particular, los ganaderos que forman parte de Clas. Cajastur y Caja Rural de Asturias son también socios de Clas, lo que les permitirá tomar parte activa en el debate interno que ahora se abre en la SAT. Ambas entidades financieras expresaron su voluntad de asumir mayor compromiso para hacer de este conglomerado no ya el mayor grupo lácteo nacional, sino, como precisó Cajastur, «el grupo líder de la industria agroalimentaria española». Hoy Capsa es el 19.º.