El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, restó trascendencia a la situación generada por los préstamos destinados a la promoción inmobiliaria, ya que, a su juicio, hay un colchón que permitiría absorber perturbaciones comparables a la peor crisis de los noventa.

Ordóñez señaló que el sistema financiero español tiene una posición de «solidez», pero afirma que «esto no es sinónimo de inmunidad, por lo que sería imprudente e impropio de un supervisor no considerar los posibles riesgos presentes».

Asimismo, subrayó que las proyecciones fiscales coherentes con el previsible escenario macroeconómico apuntan a que en 2009 el superávit fiscal «podría casi desaparecer». Abogó por evitar actuaciones discrecionales de aumento del gasto público o de reducción de impuestos que vayan más allá de esos estabilizadores, ya que pueden comprometer el mantenimiento de la estabilidad presupuestaria, y aseguró sentirse «preocupado» por la actual inflación.