Oviedo, Agencias / L. G.

Asturias tiene unos 5.700 parados en la construcción, casi 1.200 más que hace un año, y esa variación, de un 26 por ciento, es el reflejo del final del «boom» inmobiliario y la responsable de que en la región se haya quebrado una racha de 40 meses con descensos del paro (en términos interanuales). Y el impacto del frenazo del ladrillo tiene, en la apariencia estadística, desigual dimensión dentro de la comunidad. Oviedo aparece como el concejo más damnificado, con un incremento del número de parados en la construcción del 55 por ciento en relación al mes de abril de 2007.

El concejo ovetense suma 1.062 parados en el sector del ladrillo y el hormigón, 378 más que un año atrás. Es un resultado que concuerda con el comportamiento de la edificación de viviendas durante 2007 en la capital asturiana: el número de pisos y casas iniciadas se desplomó el 65 por ciento interanual, la mayor caída de Asturias, según consta en los informes de la Confederación Asturiana de la Construcción (CAC). El desempleo en la construcción ha aumentado en todos los grandes concejos de la región, aunque de forma más contenida que en Oviedo (ver gráfico superior).

La subida ha sido del 21,3 por ciento en Gijón, donde, según los mismos informes de la CAC, la promoción de viviendas protegidas ha amortiguado una caída generalizada de las obras y en parte debida, sostiene la patronal, a un «efecto estadístico» por la entrada en vigor del Código Técnico de la Edificación.

La pérdida de pulso en el sector ya se había manifestado en el mercado laboral con un aumento del paro entre los inmigrantes, colectivo que tiene en la construcción uno de sus grandes yacimientos de empleo. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, que ayer mantuvo su primer encuentro con las patronales CEOE y CEPYME y con los sindicatos UGT y CC OO para retomar el diálogo social, se refirió a la situación de los trabajadores extranjeros y abogó por facilitar el retorno de inmigrantes a sus lugares de origen «si así lo desean». Para el Ministro, la inmigración es «un fenómeno que hay que controlar y gobernar porque de lo contrario acabaría afectando negativamente» a los españoles y a los propios inmigrantes. El delegado del Gobierno en Asturias, Antonio Trevín, vaticinó ayer que el deterioro de la economía tendrá «menos consecuencias» en la región y que, por ello, el retorno de inmigrantes será también menor que el que pueda registrarse en otras regiones.