Madrid, Efe

La economía española creció un 2,7 por ciento durante el primer trimestre del año, ocho décimas menos que en el trimestre precedente (3,5%) y 1,4 puntos menos que en el mismo período del año anterior, debido a la caída de la demanda interna y el parón de la construcción. Esta tasa de crecimiento es la más baja desde el tercer trimestre del 2002, fecha en la que se alcanzó el mismo porcentaje, según recogen los datos difundidos ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, asegura que estos datos confirman ya que se está produciendo una «desaceleración rápida» de la actividad económica. En términos intertrimestrales, el Producto Interior Bruto (PIB) español registró un crecimiento del 0,3 por ciento, cinco décimas por debajo del registrado en el trimestre anterior y siete décimas inferior al conseguido hace un año, cuando la economía española creció un 1 por ciento.

La evaluación realizada por el INE destaca que la economía nacional prosigue la senda de desaceleración que inició en el segundo trimestre de 2007. El organismo estadístico atribuye la moderación en el ritmo de avance del PIB a la menor contribución de la demanda nacional, que, no obstante, se vio parcialmente compensada por una aportación menos negativa del sector exterior.

Solbes había advertido de que la economía española registraría en el primer trimestre del año un crecimiento bastante inferior al 3,5 por ciento observado en el último trimestre de 2007. La desaceleración que vive la actividad económica, motivada en gran parte por el «frenazo» de la construcción ha llevado al Gobierno a revisar a la baja sus previsiones macroeconómicas, hasta situar el crecimiento del PIB en el 2,3 por ciento tanto para este año como para 2009. El vicepresidente del Gobierno admitió también que los datos confirman que se está produciendo una «desaceleración rápida» de la economía española, aunque indicó que la tasa registrada durante este primer trimestre es compatible con las previsiones que había realizado el Ejecutivo.

Tras su participación en la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (Ecofin) en Bruselas, Solbes aseguró que el indicador «no es ninguna sorpresa». Y señaló que esta situación se debe a que «el sector inmobiliario se va ajustando más rápidamente de lo previsto», y a la «influencia de las turbulencias financieras». Además, resaltó el papel de la inflación, a la que le cuesta cambiar de rumbo como consecuencia de los precios del petróleo y de la alimentación.

El pasado mes de abril, la Comisión Europea recortó sus cálculos iniciales y apuntó un crecimiento de la economía española del 2,2 por ciento a lo largo de este año, una décima menos de la previsión realizada por el Gobierno. Pero la diferencia es mayor de cara a 2009, cuando Bruselas prevé que el aumento del PIB siga moderándose hasta el 1,8 por ciento, mientras que las autoridades españolas esperan que se mantengan al 2,3. El Ministro se mostró convencido de que tras un período no muy largo de tiempo se verá un «mejor comportamiento de la economía española» con un crecimiento «cercano a su potencial, que está alrededor del 3 por ciento o incluso un poco más».

El secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos, Carlos Ocaña, reconoció también que la tendencia del crecimiento «no es buena», aunque resaltó que el 2,7% demuestra que España continúa creciendo a tasas «relativamente altas».

El dato de crecimiento sí está acorde con las previsiones realizadas el pasado mes de abril por el Banco de España. El organismo había previsto un aumento del PIB del 2,8 por ciento para el primer ejercicio. La institución gobernada por Miguel Ángel Fernández Ordóñez apuntaba a una «desaceleración más pronunciada» de la actividad en los tres primeros meses de 2008, y a un «ajuste más intenso» del sector inmobiliario, en un entorno de «mayor incertidumbre económica», derivada de la prolongación de las turbulencias financieras.

Según el Banco de España, en los primeros meses del ejercicio se habría confirmado que el período de inestabilidad financiera surgido el pasado verano ha intensificado la trayectoria de ajuste de la economía española.