Oviedo, L. G.

El recibo de la luz puede encarecerse unos 46 euros anuales de media, impuestos incluidos, para las familias asturianas si el Gobierno central acepta la recomendación de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) de subir la tarifa eléctrica para usos domésticos en torno al 11,3 por ciento a partir del próximo mes de julio. En la hipótesis de que eso ocurra, la factura acumularía desde enero un incremento cercano al 15 por ciento y su importe se acercaría al coste real de la electricidad, según un criterio de la CNE que comparten las empresas productoras y que ha avivado de nuevo la discusión sobre el llamado déficit tarifario, el «pufo» que los consumos eléctricos de ahora están dejando para los años venideros: por encima de 10.000 millones de euros.

Desde mediados de 2007, el Gobierno tiene la potestad de revisar trimestralmente, hacia arriba o hacia abajo, la tarifa eléctrica. Fue una medida que se incorporó a la regulación del precio de la luz con el propósito de adecuar lo que pagan los españoles a su coste efectivo. A comienzos de este año, con el país metido ya en tensiones inflacionistas que aún persisten, el Ejecutivo decidió una subida media del 3,3 por ciento, inferior al IPC interanual. Un par de meses después, con las elecciones generales del 9 de marzo encima, el Ministerio de Industria, entonces dirigido por Joan Clos, optó por no ejercer la posibilidad de una nueva subida. En medios económicos y del negocio del kilovatio se barruntaba entonces que la subida de verdad llegaría a partir del 1 de julio. Y ante esa expectativa se reproducen ahora situaciones conocidas: informes de la CNE a favor de ir a incrementos sustanciales, superiores al 20 por ciento, para poner coto al déficit tarifario, seguidos de propuestas más ajustadas y de recordatorios por parte del Gobierno de que es a él, finalmente, a quien compete tomar una decisión.

Mientras se produce o no tal decisión, el equipo del nuevo ministro de Industria, Miguel Sebastián, ha anticipado que considera «razonable» la propuesta del 11,3 por ciento para la tarifa de los consumos domésticos. Ayer, el vicepresidente económico, Pedro Solbes, también consideró que la posición de la CNE es «una buena base» para el debate.

El impacto económico de una subida así supone algo más de 7 euros en la factura bimestral que paga una familia tipo asturiana, entendida ésta como aquella que habita una vivienda de unos 80 metros cuadrados de superficie y que tiene unos consumos equivalentes a 3.600 kilovatios/hora al año. El perfil de ese hogar medio, contrastado con expertos del sector eléctrico en la región, incluye que la casa esté equipada con calefacción y sistema de agua caliente con gas natural. Para aquellos consumidores que tengan calderas y termos de agua eléctricos el incremento sería lógicamente mayor.

El hogar medio asturiano pasaría de pagar 528 euros al año a unos 574 euros. Pero hay unos 50.000 hogares de la región para los que la factura de la luz subirá sustancialmente más también a partir del 1 de julio próximo. La desaparición de la llamada tarifa nocturna y su sustitución por una nueva tarifa con discriminación horaria -precios diferentes según los momentos del día- puede suponer, han alertado las organizaciones de consumidores, un encarecimiento de hasta el 40 por ciento en el recibo de la luz de esas familias.

La CNE ha justificado su apuesta por ir a una subida pronunciada del precio de la electricidad por el creciente desajuste entre costes reales de la energía y las tarifas, acentuado últimamente por el alza del precio de los combustibles (gas y carbón, principalmente) y asociado, según otras opiniones profesionales, al imperfecto funcionamiento del mercado mayorista (técnicamente llamado «pool»), en el que se forman a diario los precios que se pagan a las compañías eléctricas por la electricidad generada y suministrada al sistema.

Los desajustes se agudizaron desde el año 2000 y de manera sistemática el déficit se ha ido acumulando y su pago, aplazándose. Dentro de catorce años, los consumidores de entonces aún estarán pagando, también a través de la tarifa eléctrica, el déficit que se sigue generando ahora. La CNE ha estimado que el nuevo desfase que se generará entre los meses de abril y septiembre de este año superará los 2.700 millones de euros.

El consumo

Un hogar medio asturiano, con una vivienda de 80 metros y con calefacción y agua caliente por gas natural, consume al año unos 3.600 kilovatios/hora.

La subida de enero

La tarifa de la electricidad para consumo doméstico subió una media del 3,3 % en enero. El Gobierno no revisó los precios en marzo.

La subida de julio

La Comisión Nacional de la Energía ha recomendado una subida media del 11,3 por ciento para los consumos domésticos de electricidad, con el objetivo de frenar el déficit tarifario: el desfase entre el coste real de la electricidad y el precio de la tarifa

El impacto

Si se aprueba esa subida, la factura bimestral de una familia asturiana tipo pasará de unos 87 a unos 95 euros, incluidos el impuesto sobre la electricidad y el IVA (16%).