Oviedo, J. C.

Los Cosmen decidieron integrar Alsa en NX en 2005 a cambio de una participación accionarial porque precisaban de una mayor robustez financiera y capitalista para acometer las grandes operaciones de concentración que se avistaban y, además, para hacer frente a la competencia del ferrocarril con la implantación del AVE.

La elección de National Express (y no de cualesquiera otros de los gigantes europeos del transporte) obedeció a varias razones. Unas fueron de sintonía personal con el entonces dirigente del grupo. Pero fueron determinantes, sobre todo, la experiencia ferroviaria de NX y su atomizada estructura accionarial.

Con un accionariado muy dividido y fragmentado, sin accionistas ni familias fundadoras de referencia, y con sus principales paquetes de capital en poder de inversores estrictamente financieros (bancos, compañías de seguros, fondos de inversión), la posibilidad de que los Cosmen pudieran convertirse con rapidez y a un precio asumible en el mayor accionista y en socio de referencia se atisbó fácilmente alcanzable. Este factor fue decisivo para dar el paso.

La experiencia ferroviaria de NX también fue crucial porque Alsa, como los grandes operadores de autocar de largo recorrido, va a enfrentarse a un despliegue de la Alta Velocidad ferroviaria en España sin precedentes en ningún otro país y superior en extensión y magnitud a las naciones pioneras: Japón y Francia.

Por ello, Alsa entendió como objetivo capital no sólo crecer como empresa de autocares y autobuses (la compra de Continental Auto hubiese sido más inaccesible en solitario), sino también como futuro operador ferroviario cuando se liberalice el sector en 2010 con el fin de ganar en las vías la cuota de mercado que pierda en la carretera. Y para ello NX aportaba a Alsa una muy superior capacidad financiera y de endeudamiento para los desembolsos que le exigirá competir por los corredores ferroviarios y, además, un equipo experimentado en gestión de ferrocarriles. De ahí que la dinastía redoble ahora su apuesta por NX.