Madrid / Oviedo,

Agencias, P. G.

El vicepresidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Arturo Fernández, afirmó ayer de que la patronal estaría «encantada» de volver a sentarse en la mesa del diálogo social si recibe la llamada del Gobierno. Mientras, desde IU y CC OO se apoya la decisión del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de romper las negociaciones. Y Esteban González Pons (PP) acusó a Zapatero de ser un «sindicalista irredento» y un «auténtico enemigo de los empresarios». En este ambiente, Arturo Fernández aseguró que la CEOE volvería a sentarse a dialogar. «En las manos del Ejecutivo está, es él quien ha roto el diálogo, estaremos a la espera de qué quiere hacer. Si vuelve a llamarnos estaremos encantados de volver a sentarnos en esa mesa», indicó.

Fernández calificó de «desmesurada y extraña» la reacción del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de dar por rotas las negociaciones sobre el diálogo social. «Las relaciones del Ejecutivo y de los sindicatos con la CEOE han sido siempre buenas, fluidas y abiertas. No entendemos cómo hemos pasado de cero a cien en unas horas», dijo, y subrayó que la patronal «jamás» ha propuesto el despido libre y que se trata de «una interpretación que no tiene ningún sentido». «El que queramos modernizar las estructuras de nuestro sistema laboral y todas las reformas laborales que necesita este país en muchas cosas no quiere decir que queramos el despido libre», añadió.

Para Fernández, en estos tiempos de cierres de empresas, con las cifras del paro disparadas, lo necesario es «llegar a soluciones para que esta sangría de trabajadores y empresarios se pare». Mientras, Cayo Lara, coordinador general de IU, aplaudió la decisión de Zapatero, porque «no se pueden hacer concesiones», dijo, «a un chantaje que tiene más componentes políticos que económicos». Lara acusó a la CEOE de mantener una postura «intransigente» y «poco constructiva». Por su parte, Ignacio Fernández Toxo, secretario general de CC OO, entiende que el Gobierno «legisle si no hay acuerdo», pero aseguró que prefiere «consenso».