Gijón, J. L. ARGÜELLES /

L. GANCEDO

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La Autoridad Portuaria de Gijón entregó ayer a Enagás las 21 hectáreas de El Musel ampliado donde en las próximas semanas comenzará a construirse la regasificadora, la principal de las nuevas infraestructuras energéticas previstas en Asturias y un proyecto que arranca de manera efectiva diez años después de que el primer Gobierno regional de Vicente Álvarez Areces lo asumiera como uno de los objetivos capitales de su política industrial. Con la economía ahora en recesión, el Ejecutivo asturiano presentó ayer la regasificadora y el resto de las grandes obras que están programadas en el sector de la energía -hasta 5.000 millones de euros, aseguró Areces- como un revulsivo que contribuirá a la creación de actividad y empleo. La obra de la regasificadora, anunció Enagás, generará hasta 1.700 puestos de trabajo.

Fue durante un acto en El Musel que reunió a numerosos representantes del ámbito empresarial y sin presencia de dirigentes políticos del PP. En ese foro, el presidente Areces señaló que la regasificadora es la piedra angular de la transformación económica de Asturias y la de un nuevo modelo energético, en el que la planta es un estímulo frente a las actuales dificultades: «Estamos hablando de algo impresionante en un período de crisis, aunque algunos quieran tildar esto de optimismo patológico». Indicó que el conjunto de las obras energéticas ya en marcha o en ciernes (regasificadora, centrales eléctricas de ciclo combinado, parques eólicos, líneas eléctricas...) generará «de forma inminente» inversiones que sumarán entre 3.500 y 5.000 millones.

«La crisis nos golpea, pero lo peor ha pasado», subrayó Areces, que citó en su apoyo al presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke. ¿Está justificado ese optimismo? Para el jefe del Ejecutivo del Principado, «Asturias es hoy más competitiva», con una economía más internacionalizada que tiene en ese nuevo modelo energético, del que la regasificadora sería su principal emblema, una gran oportunidad. Lanzó, en este sentido, una advertencia por la oposición que encuentran los planes para evacuar el excedente de energía: «De ninguna manera lo vamos a permitir; Soto-Penagos y Sama-Velilla tienen que resolverse, y es una exigencia que hemos pactado institucionalmente».

Areces explicó que Asturias está «involucrada» en el objetivo europeo de lograr, en el año 2020, un «mix» energético en el que las renovables deben aportar el 20% de la producción eléctrica. Pero insistió en que el gas tendrá un papel fundamental, sin excluir el carbón, en el restante 80%. «Tenemos que tener claro que todo lo que hacemos en El Musel es un proyecto europeo», manifestó. Es un planteamiento en el que insistió: «Hoy es un día muy esperado en Asturias, particularmente para la mayoría social que apuesta por el desarrollo de las energías limpias, de una economía sostenible; es uno de los proyectos decisivos para el futuro de nuestra comunidad». Representantes de la plataforma contra la regasificadora, formada por asociaciones ecologistas y vecinales, protestaron a la entrada del puerto.

Areces recordó que la planta, «uno de los primeros frutos de la ampliación de El Musel», ya dispone de declaración de impacto ambiental y autorización administrativa. «Han sido diez años de una lucha permanente de nuestro Gobierno y de su Presidente», explicó, en referencia a las críticas que ha recibido desde el PP por la gestión de las obras del superpuerto. «Esto no es un proyecto local, ni siquiera asturiano, sino que forma parte de una red que da a España una serie de ventajas».

Areces resaltó que la regasificadora es posible porque el Gobierno de Zapatero la incluyó, a diferencia de lo que habían hecho los ejecutivos de Aznar, en la planificación de los sectores de electricidad y gas, con la calificación de infraestructura estratégica. Y el Presidente añadió una encendida defensa de las nuevas líneas eléctricas (Soto-Penagos y Sama-Velilla), indispensables para que sean técnicamente posibles las demás obras energéticas. «No puede ser que eso se detenga, de ninguna manera», dijo sobre unos tendidos a los que se oponen sectores vecinales y políticos dentro y fuera de Asturias.

El alcance económico del proyecto de la regasificadora lo remarcó también Antonio Llardén, presidente de Enagás: «Va a dinamizar sin duda la economía de Asturias», expuso el directivo de la compañía responsable de las principales infraestructuras del sistema gasista nacional y que encara en el puerto gijonés la instalación de la que será la séptima planta española dedicada a la recepción y tratamiento de gas natural licuado. Las grandes cifras y fechas del proyecto que detalló Llardén son las siguientes: Enagás invertirá unos 450 millones entre la regasificadora (377 millones) y dos gasoductos asociados a ella (uno entre El Musel y Llanera y el tramo asturiano del nuevo tubo entre la región y Cantabria); la construcción durará unos tres años, hasta finales de 2012, y generará de manera continuada durante en ese tiempo unos 1.700 empleos (800 directos y 900 indirectos); la plantilla final de las instalaciones estará formada por 120 personas.

«Esta instalación no va a trabajar sólo para Asturias», dijo también Antonio Llardén para acentuar que la regasificadora asturiana tiene una consideración estratégica de alcance nacional, que contribuirá a diversificar y fortalecer el suministro de gas natural a España y en suma a asegurar que el país va a disponer en condiciones adecuadas de un combustible capital en la dieta energética del siglo XXI. En buena medida, en esa dieta cada vez tienen más relevancia las energías renovables (eólica, sobre todo) y las producciones de los ciclos combinados (alimentadas por gas natural). Está en declive, en cambio, por razones ambientales, el uso eléctrico de carbón, la especialidad que ahora constituye el corazón del negocio asturiano del kilovatio.

La obra de la regasificadora, que comenzará en pocas semanas con las tareas de cimentación en una parte de las 21 hectáreas (21 campos de fútbol) de terreno ganado al mar cerca del Cabo Torres, implicará a empresas con raíces asturianas. El grupo Duro Felguera, que preside Juan Carlos Torres Inclán -entre los presentes ayer en el acto de El Musel-, se ha hecho con el contrato para construir los dos tanques donde se almacenará el gas natural licuado que llegará al puerto en grandes buques (hasta 226.000 metros cúbicos de capacidad).

Tales depósitos son los componentes de mayores dimensiones del complejo y están diseñados con singulares cautelas de seguridad. Cada tanque tendrá un diámetro cercano a los 80 metros y una altura de 50,4 metros. «Son tanques del tipo de contención total y corresponden a los más exigentes estándares de seguridad», subrayó Antonio García Mateo, director general de tecnología, ingeniería y compras de Enagás.