Oviedo,

Marián MARTÍNEZ

Arcelor-Mittal no prevé de momento abrir las instalaciones que se pararon por el impacto de la crisis económica ni aprovechar para realizar las inversiones comprometidas para Asturias y que, según los sindicatos, permitirían a las plantas asturianas estar en el primer nivel cuando se recuperen los mercados. La empresa asegura que las inversiones se ejecutarán en función de cómo mejore el mercado del acero, un proceso que se prevé muy lento. Por el contrario, en Brasil se impulsarán los proyectos paralizados por la recesión, con un montante global de 7.300 millones de euros en cinco años. El presidente y primer accionista de la compañía, Lakshmi Mittal, ya advirtió de que la estrategia de la empresa se volcará en los mercados emergentes, debido a la lenta y dura recuperación de Estados Unidos y de Europa.

La familia Mittal aprobó, en la última junta de accionistas celebrada en mayo, un reparto de dividendos por su participación en la compañía de unos 352 millones de euros antes de impuestos. La compañía acumula tres pérdidas trimestrales consecutivas y se espera que registre la cuarta en el actual trimestre. Y eso después de haber cerrado instalaciones, despedido a miles de trabajadores y recortado la producción el 35 por ciento.

Arcelor-Mittal tiene inoperativas en Asturias cuatro baterías de coque, la mitad de las que hay en Avilés, además de la línea de pintura y la de galvanizado número 1. Y sigue en vigor un expediente de regulación de empleo que en Asturias afecta a unas 2.400 personas de una plantilla de 6.400 trabajadores.

Según los sindicatos, pese a todos los recortes y todos los esfuerzos hechos por los empleados de la compañía, «no se gasta ni un euro en nada». El mayor temor es, explican, el deterioro que pueden sufrir las instalaciones «cuando no se invierte no ya en lo comprometido, sino ni siquiera en mantener lo que hay». Y es que, según los representantes de los trabajadores «no hay ni para folios, y cuando hay una avería hay que esperar a que traigan las piezas de recambio porque el almacén está prácticamente a cero».

Y la situación no parece mejorar, porque en la cúpula de la compañía las previsiones de beneficios se fían a largo plazo, no antes del segundo semestre de 2010 en Europa. Así que todos los esfuerzos se volcarán allá donde se está haciendo dinero: China, Brasil e India.

«Las inversiones dependerán de cómo evolucione el mercado. La mejoría en el sector del automóvil está influyendo en la cartera de pedidos, pero no lo suficiente como para justificar el arranque de las instalaciones paradas», aseguró un portavoz de la compañía.

Por supuesto, si no se arrancan las instalaciones ni se invierte «en lo mínimo», como dicen los sindicatos, nadie se plantea que se escuchen las reivindicaciones de hacer las inversiones comprometidas en el horno alto B ni en todo lo demás. Los sindicatos coinciden en que «el riesgo que se está corriendo es que cuando repunte la economía, las instalaciones no estén preparadas para competir no sólo en el mercado internacional, sino con el resto de plantas de la compañía».

La recuperación de la cartera de pedidos en Asturias es «muy débil», afirma la compañía, que acaba de anunciar también la reapertura de su planta de Lieja y la recuperación de 150 puestos de trabajo que se habían perdido.