Oviedo, José Luis SALINAS

La Bolsa española se ha convertido esta semana en una peligrosa montaña rusa. Las dudas que muchos analistas y medios extranjeros sobre el futuro de la economía española llevaron a los mercados a marcar mínimos análogos a los tiempos más crudos de la crisis financiera desatada tras la quiebra del banco norteamericano Lehman Brothers. El ministro de Fomento, José Blanco, achacó esta situación a una conspiración de los especuladores contra España y el euro. El riego del dinero llega o se va de las bolsas, según explican los analistas asturianos consultados por LA NUEVA ESPAÑA, en función de las buenas o malas noticias del día. Lo mismo dijo el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, quien aseguró en Londres que el euro y la deuda española se están viendo afectados por movimientos del mercado que reaccionan a «corto plazo a las noticias, pero luego, en el medio y largo plazo, se ajustan». Cuando las noticias son malas las apuestas van en dirección opuesta (a que un determinado valor o la Bolsa puede caer). Y eso es lo que ha pasado en los últimos días. Fue el mercado, no hubo conspiración.

La gira europea de la ministra de Economía, Elena Salgado, y Campa, para defender el plan del Gobierno contra la recesión consiguió aplacar parte de la desconfianza que había sobre los valores españoles. Pero Ramón Suárez, responsable de la sociedad de inversión asturiana Essentia, ve otras causas internacionales. «Lo que ha ocurrido en las últimas semanas es que los mercados han sufrido una corrección a nivel mundial debido a las dudas sobre el manejo del déficit del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, las subidas de tipos y restricción de crédito en China y la incertidumbre sobre la deuda de Grecia». La incertidumbre sobre la gestión de la crisis en muchos gobiernos europeos propició un incremento de las primas de riesgos penalizando tanto el precio de la deuda pública como el de las acciones, explica.

En esta montaña rusa bursátil se apuntó a «los especuladores» como los malos de la película. Javier García, director en Oviedo de la compañía Renta 4, asegura que su figura es «fundamental en los mercados ya que aportan, entre otras, cosas eficiencia y liquidez». García reconoce: «Tienen su lado maligno ya que en muchas ocasiones tratan de aprovecharse de situaciones límite». Los especuladores, ésos a quienes el Nobel de Economía Joseph Stiglitz pidió echar a un hoguera, tomaron en estos últimos días posiciones en contra de la economía española. Pero ¿cómo impedirlo? «Estas operaciones existen desde siempre y las hay y habrá en todo momento», dice el catedrático de Economía Financiera de la Universidad de Oviedo, Francisco González. «Lo que ocurre es que en momentos de mayor volatilidad su peso sube. Son agentes racionales a los que no se puede culpar de la tendencia de la Bolsa», señala.

La Bolsa debería de ser vivo reflejo de la economía real pero, en este caso, Ramón Suárez, de Essentia, sostiene que los mercados «han sobrerreaccionado a muy corto plazo contra la deuda de Grecia, Portugal y España. Lo crucial será la contundencia con la que la Unión Monetaria responda a la desconfianza de los mercados», advierte. Suárez, que añade: «La salida de esta crisis dependerá de la voluntad política y de la credibilidad de los planes de ajuste que presenten estos países para atajar los desequilibrios macroeconómicos actuales».

La evolución de la deuda de España ha sido uno de los valores que más influencias especulativas han sufrido. Pese a que las agencias de calificación dieron anteayer su respaldo a la solvencia de España como emisor de deuda y rechazaron que la economía española sea comparable con las finanzas públicas de Grecia, en las últimas semanas distintos fondos de inversión han vendido los bonos españoles y, con ello, obligando al Estado a incrementar su rentabilidad. Felipe Arrizubieta, del departamento de análisis de Banif, señala: «Sobre el papel y comparando los datos de la deuda española, no sale mal parada, y realmente sorprende el castigo que le han dado los mercados».

Las continuas caídas que viene sufriendo el euro han provocado que muchos políticos y analistas aseguraran que existía un complot contra la divisa europea. Otros no creen en teorías conspiratorias. «No hay un plan orquestado. Había ya muchas variables que indicaban que la moneda podía caer», señala el catedrático Francisco González. Arrizubeita lo explica así: «Muchos inversores, al ver que la situación de la economía europea no da demasiados síntomas de mejora, decidieron buscar otros mercados y apostar por el dólar».

Las previsiones de los analistas consultados no son demasiado halagüeñas. Ramón Suárez indica que una vez se logren superar esas dudas, los mercados deberían seguir moviéndose en el rango en el que llevan desde principios de septiembre». Con respecto a España, advierte, no descarta que tenga un comportamiento «más pobre».