Oviedo, Marián MARTÍNEZ

Arcelor-Mittal ha convertido el ahorro de costes en un dogma de fe. Y eso incluye desde recortes de plantilla hasta el consumo de folios y, por tanto, subidas salariales mínimas, por debajo del IPC durante los tres años de vigencia del nuevo convenio (2010- 2012). Este es el resumen sindical de la reunión mantenida ayer con la dirección de la empresa para reanudar la negociación del convenio marco, suspendida en marzo del año pasado por la crisis con un acuerdo que según la empresa supone la congelación salarial para 2009 pero que, según los sindicatos, sólo fue un aplazamiento de la subida de sueldos.

Las desavenencias en esta interpretación se mantienen todavía, pero la negociación tiene otro añadido: la compañía quiere extender a todas su plantas en España su plan de reorganización del trabajo (menos empleados y con más tareas por operario) que sólo en Avilés supondrá eliminar entre 150 y 200 empleos.

«Lo que quieren es que cojamos el paso de los rumanos y trabajemos como y cuando ellos quieran por 300 euros. Lo intentaron en Francia y ahora lo pretenden aquí», así resumía ayer el asturiano José María Laso, responsable nacional de siderurgia de CC OO, la reunión mantenida con la empresa. Los sindicatos ya advierten de que la negociación será, «por lo menos, compleja».

El acuerdo alcanzado en la primavera del año pasado se cerró con dos interpretaciones sobre su significado. Para la empresa, los salarios se congelaron en 2009, ya que se aplicaba la tabla salarial de 2008. Según los sindicatos, sólo se pactó un aplazamiento, porque la compañía se comprometía a reconocer en 2010 el IPC de 2009. Así que ahora debería pagar el 0,8 por ciento del IPC que adeuda para empezar a negociar. Estas diferencias de interpretación ya marcaron ayer el arranque del diálogo. Ni empresa ni sindicatos han puesto aún sobre la mesa sus reivindicaciones con números, pero las organizaciones sindicales pretenden aumentos de sueldos por encima del IPC y la empresa «ni se acerca» a ese referente.

El presidente de la compañía, Lakshmi Mittal, ya lo dijo en la presentación de resultados que el ahorro de costes seguirá siendo una prioridad. Tanto que ya es un principio de funcionamiento que afecta a todos los ámbitos de la empresa, con el objetivo de lograr la máxima eficiencia y productividad. Y ahí fallan, dice la multinacional, las plantas asturianas, que hasta hace poco tiempo eran un ejemplo a imitar, al superar con nota todos los ratios de productividad y competitividad. Ahora están un 20 por ciento por debajo de la media en productividad. La causa es, añade la empresa, el exceso de plantilla. Los sindicatos niegan la mayor. «La empresa lo ha dicho (el bajón en productividad) para presionar en las negociaciones», coinciden en señalar los representantes de los trabajadores.

Por si fuera poco, sobre la mesa está el plan de ajuste y reorganización de la plantilla en Gijón y Avilés. Los sindicatos calculan que, en conjunto, la empresa pretende la reducción de al 300 puestos de trabajo en Asturias. El plan de reorganización supone eliminar puestos de trabajo en unos casos y acumulación de tareas en otros. Así, habrá operarios que también tendrán que realizar labores de mantenimiento.

La empresa ha insistido en que todo se hará mediante prejubilaciones y sin despidos. Pero los sindicatos quieren que, además, se garanticen compensaciones económicas a los que asuman más tareas e inversiones en las plantas.

Uno de los asuntos más complejos de la negociación será la «tasa de reposición», el número de trabajadores que entrarán en la plantilla en sustitución de los prejubilados. Los sindicatos tiran por elevación, y algunos hablan de que la empresa pretende que por cada cinco que salgan entre uno. La empresa calla, pero la cifra parece «exagerada».