Los países de la zona euro se han puesto hoy de acuerdo sobre la manera de ayudar a Grecia, con la esperanza de que el anuncio desanime a los especuladores y este socio de la Eurozona pueda refinanciar su enorme deuda a un coste razonable.

Después de semanas de incertidumbre y declaraciones contradictorias, los Dieciséis han llegado esta noche a un compromiso que proporciona a Grecia un respiro, para seguir adelante con su draconiano plan de ajuste.

Finalmente, los socios más reacios a una intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI), empezando por Francia, han tenido que aceptar que la institución con sede en Washington participe en el rescate eventual de un miembro de la Eurozona.

A la idea de ver desembarcar en la zona euro a los especialistas del Fondo se oponían nada menos que el Banco Central Europeo (BCE), guardián de la política monetaria europea, y la Comisión de la UE.

Pero el compromiso, fraguado hoy en un encuentro bilateral entre el presidente Nicolas Sarkozy y la canciller, Angela Merkel, prevé que los europeos activarán, si llega el caso, un mecanismo propio en favor de Grecia que consistirá en préstamos bilaterales de los miembros de la Eurozona y en "sustanciales" créditos del FMI.

El apoyo europeo "complementa la financiación del FMI", y será considerado "ultima ratio", es decir, un recurso utilizable sólo si la financiación del mercado resultara insuficiente para evitar la quiebra del Estado griego.

Según la declaración aprobada, "cualquier desembolso de créditos bilaterales será decidido por los países miembros del área euro por unanimidad", lo que equivale a conceder a Alemania, el socio más reticente, un derecho de veto.

Estará "sujeto a estrictas condiciones" y se basará en una evaluación por parte de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo, lo que garantiza que el control del proceso queda en Europa.

"El objetivo de este mecanismo no será ofrecer financiación a tipos medios de interés de la zona euro, sino crear incentivos para volver a la financiación del mercado lo antes posible con precios adecuados al riesgo", puntualiza la declaración.

Aunque no se precisa a qué tipos de interés prestarían dinero a Grecia sus socios, sí se aclara que no serán "concesionales", esto es, que "no tendrán ningún elemento de subsidio".

Además, se promete que las decisiones que se tomen de acuerdo con este mecanismo "se ajustarán plenamente al marco del Tratado y a las legislaciones nacionales", lo que debería tranquilizar a Alemania.

El Gobierno de la canciller Merkel puso innumerables objeciones a cualquier operación que se asemejase a un rescate, por razones de principio y también de coyuntura política interna.

Grecia, opina Berlín, es la única responsable del castigo de los mercados, por sus políticas presupuestarias insanas y por haber falsificado reiteradamente las cuentas públicas y engañado a Bruselas.

Pero el pulso librado por los especuladores financieros, que han apostado a que lograrían la quiebra del Estado heleno, amenazaba ya con contagiarse a otros miembros de la zona y desestabilizar al euro.

La declaración de hoy trata de levantar un muro frente a la especulación, como ha asegurado a las claras el primer ministro portugués, José Sócrates, quien ha visto también esta semana cómo las agencias rebajaban la calificación de la deuda soberana de su país.

Y abre la vía a un fortalecimiento de los instrumentos de la unión monetaria europea para hacer frente a crisis de solvencia futuras, para las que no estaba preparada según todos los analistas.

"Nos comprometemos", han afirmado hoy los Dieciséis, "a promover una coordinación fuerte de las políticas económicas en Europa".

"La situación actual demuestra la necesidad de fortalecer y complementar el marco actual para garantizar la sostenibilidad fiscal en la zona euro y aumentar su capacidad para actuar en tiempos de crisis", añaden.

Para el futuro, los gobiernos de la Eurozona creen que "debe fortalecerse la vigilancia de los riesgos económicos y presupuestarios y los instrumentos para su prevención, incluido el Procedimiento de Déficit Excesivo".

Dicho procedimiento, contenido en el llamado Pacto de estabilidad, no ha servido manifiestamente para evitar el derrapaje de las finanzas públicas griegas.

Bajo la presión de Merkel, los miembros del euro han encargado al presidente de Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que abra la vía a un reforzamiento "del marco jurídico" de manera que no vuelva a repetirse una crisis como ésta.