Oviedo,

Marián MARTÍNEZ

El plan del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de que el año que viene circulen por las calles y carreteras españolas unos 20.000 coches eléctricos, y hasta 250.000 en 2014, se antoja casi una quimera para los concesionarios asturianos. Éstos fían las ventas a las administraciones públicas y a alguna empresa con flotas de coches, dejando para particulares un escaso margen del 15 por ciento. De hecho, fuentes de Aspa, patronal de los concesionarios de la región, coincidieron en que «nadie pregunta por ellos, excepto por alguna curiosidad, pero no con el planteamiento de comprar».

Los coches eléctricos comenzarán a comercializarse en España a partir de este otoño, aunque en Asturias se prevé que la oferta real en concesionarios llegue a partir de enero de 2011. Pero los inconvenientes que aún tienen hacen prever un escaso éxito a medio plazo, pese a que la región se sitúa a la cabeza en la apuesta por este nuevo sistema de transporte. De hecho, dos empresas asturianas participaron el pasado martes en la firma del acuerdo marco nacional: el grupo Temper y HC Energía. Y Gijón se convirtió en el primer laboratorio real de movilidad en transporte eléctrico, a través del plan «Living car», que se puso en marcha el pasado mes de julio.

El coche eléctrico no es aún competitivo, y según los expertos tardará en serlo. Por un lado, por sus prestaciones limitadas y, por otro, por su elevado precio.

Por ejemplo, el precio de un coche medio de 18.000 euros se elevará hasta los 30.000 si es eléctrico. Con el añadido de que la autonomía máxima es en la actualidad de 120 kilómetros. El Gobierno central subvencionará la compra de un coche eléctrico (puro o híbrido enchufable) con una ayuda del 20 por ciento de su precio, con un máximo de 6.000 euros por unidad, 1.000 menos de los que había anunciado hace unos días.

El otro gran problema es la recarga. Los coches eléctricos se pueden cargar en un enchufe doméstico, con un tiempo de espera de entre seis y ocho horas. O también en postes trifásicos, donde en media hora puede cubrirse el 80 por ciento de la carga. Son éstos precisamente los que se desplegarán por las calles, los centros comerciales y los aparcamientos. Pero este despliegue aún no ha comenzado.

Fuentes de la patronal Aspa aseguraron que ya hay algunas administraciones públicas en Asturias, a las que rechazaron identificar, que ya se interesaron en solicitar vehículos eléctricos, pero no se les pueden suministrar porque no hay infraestructura necesaria para cubrir las necesidades.

Otra parte es la que atañe a los propios talleres de reparación y a sus mecánicos, que deberán realizar cursos de formación específicos. El gerente de los concesionarios de una determinada marca en Asturias explicaba ayer que en su caso el curso de cada uno de sus mecánicos cuesta 6.000 euros. «Será una inversión rentable a largo plazo, pero a la que se le sacará poca rentabilidad a corto y medio plazo porque de momento no parece que el éxito vaya a ir más allá de los coches que se puedan vender a las administraciones públicas o a alguna empresa de alquiler o de maquinaria para renovar o ampliar su flota», aseveró.

«La implantación va para largo. Los fabricantes van a presentar sus alternativas y a partir de 2012 habrá donde elegir, pero el mercado es el que manda y el consumidor quiere todas las prestaciones a un precio asequible y sin las complicaciones que supone un producto nuevo. Todavía pasarán unos años en los que los coches eléctricos funcionarán en fase experimental», afirmó otro experto.

Pese al escepticismo en los concesionarios asturianos, en el Gobierno regional, como en el central y en el ámbito empresarial, hay una enorme expectación ante el reto que supone la implantación del coche eléctrico. No en vano, Gijón se ha convertido en el laboratorio real del transporte eléctrico a través del plan «Living car», desarrollado por las empresas Temper, HC Energía e Isastur, el Ayuntamiento de la ciudad y la Fundación Prodintec, con el asesoramiento del Instituto de Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE). La iniciativa se enmarca en el Plan Movele, de ámbito estatal, pero Gijón es pionera con su proyecto, que consiste en implantar vehículos eléctricos y puntos de recarga por toda la ciudad para analizar su uso, ventajas y dificultades cotidianas, desde los accesos hasta las cuestiones más técnicas.

Isaac Pola, director general de Minería y Energía del Principado, calculó ayer que será en 2014 cuando el uso y circulación de los vehículos eléctricos sean significativos. «La implantación será paulatina, porque de no ser así no sería real, y ya está previsto que serán las administraciones públicas y empresas las que tengan que impulsarla. Pero tecnológicamente es un reto estratégico enorme y es muy significativo y determinante que haya empresas asturianas implicadas en el desarrollo de futuro», afirmó Pola.

A nivel estatal, el sector del transporte es el mayor consumidor de energía, con un 38 por ciento del consumo final. En Asturias lo es la industria, con un 66 por ciento del consumo final, explicó el director general de Minería y Energía del Principado. «Es un verdadero orgullo que Asturias esté representada por dos de sus empresas entre grandes compañías nacionales e instituciones implicadas en un reto tan importante», aseveró Pola.