Oviedo,

Javier CUARTAS

Las dudas sobre el éxito del rescate de Grecia y el temor a un contagio a otros países acrecientan el temor a que se dispare el coste de la deuda de esos países y a que éstos se vean obligados a nuevos recortes fiscales, lo que frenaría la recuperación económica y, por tanto, las expectativas empresariales. Además, una rebaja de «rating» a los países acaba afectando a sus empresas, encareciendo su financiación y mermando sus beneficios. Por último, un encarecimiento de la deuda pública entraña, de facto, una subida de tipos de interés. Todo ello daña a las empresas y por eso cae la Bolsa.

A ello se suma la especulación de magnos grupos inversores. Toman en préstamo acciones españolas y las venden. Ventas generalizadas y rumores interesados derrumban su cotización. Esto les permite recomprarlas muy baratas, devolverlas a sus dueños y quedarse con la diferencia de precio. Hacen lo mismo con los seguros sobre impago de la deuda española (CDS): logran que suban de precio con su acaparamiento, con rumores sobre la insolvencia española y con el derrumbe bursátil; los venden y obtienen otra vez magnos beneficios.