Washington / París, Agencias

El Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendó ayer a países con desequilibrios presupuestarios como España y Portugal que apliquen «con rapidez» las medidas contempladas en sus respectivos planes de austeridad para atajar el riesgo de contagio de los problemas de la deuda soberana de Grecia, según expresó la responsable de Relaciones Externas de la institución, Caroline Atkinson. El plan español para reducir el alto déficit de la Administración (11,4% del PIB) implica recortar 50.000 millones en gasto público hasta 2013.

Atkinson matizó, no obstante, que estados como España, Irlanda o Portugal tienen una situación de partida «diferente» de la de Grecia, con menor deuda, cuentas públicas más saneadas y sin problemas con las estadísticas. La velocidad del ajuste del gasto es uno de los asuntos sobre los que chocaron el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajo, durante su entrevista de anteayer. El PP aboga por un ajuste más intenso ya desde 2010, mientras que el PSOE cree que hacerlo pondría en peligro la incipiente salida de la recesión.

La petición del FMI coincidió con un movimiento protagonizado por Alemania y Francia en vísperas de la cumbre que, hoy, ratificará la ayuda de la comunidad del euro a Grecia. La canciller germana, Angela Merkel, y el presidente galo, Nicolas Sarkozy, remitieron una carta conjunta a las autoridades de la UE mostrando su apuesta por «la solidez, la estabilidad y la unidad de la zona euro», pero abogando también por endurecer la vigilancia y las sanciones contra el déficit excesivo. Quieren agudizar también esa vigilancia sobre los «problemas estructurales y de competitividad» de los países. Europa debe «aprender la lección», según ambos líderes. Alemania y Francia, que harán las mayores aportaciones para el rescate griego, inciden así en la necesidad de desincentivar que otros países incurran en déficit si saben que después serán rescatados. Grecia, España e Irlanda son los países de la eurozona con mayor déficit.

El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, también salió ayer en defensa de la existencia del euro y de sus beneficios para la UE. El BCE decidió mantener los tipos de interés de la zona euro en el 1%, con el objeto de apoyar la recuperación económica de la eurozona, pero defraudó las expectativas de los mercados, donde se esperaba alguna decisión extra en defensa de Grecia y del euro. Se llegó a especular incluso con una rebaja de tipos que no llegó a producirse. Según los analistas, la posición del BCE contribuyó a la caída de las bolsas e hizo que el euro se cotizará a 1,271 dólares, el mínimo en catorce meses.