Bruselas / Oviedo, Efe / EP

La Unión Europea (la Comisión y los países miembros), junto con el Fondo Monetario Internacional, se comprometieron ayer de madrugada a movilizar hasta 750.000 millones de euros en un plan de rescate o fondo de estabilización que a modo de mecanismo permanente intervendrá en defensa del euro y de las economías integradas en la moneda única.

Esta «red de protección financiera», como también se la ha denominado, pretende cubrir las necesidades de los socios con problemas de solvencia y defender a la moneda común frente a los ataques especulativos y evitar que se repitan crisis soberanas como la de Grecia con consecuencias monetarias.

El plan, diseñado por el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin) durante casi doce horas, y al que se suma la compra por el Banco Central Europeo (BCE) de deuda pública de los estados más vulnerables (fundamentalmente, los llamados PIGS: Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España), es la mayor operación financiera de la historia, negociada de madrugada y contra reloj, para atajar la especulación contra la deuda soberana de algunos estados miembros y frenar la caída de la divisa europea.

Según el ministro sueco de Finanzas, Anders Borg, se persigue con este macrofondo salvar al euro de los ataques concertados de una «manada de lobos» dispuestos a despedazar en los mercados a la criatura más preciada de la Europa unida (la moneda única), apostando desde hace semanas por la quiebra de un miembro de la «zona euro». El mecanismo de rescate acordado por los veintisiete países de la UE (y no sólo por los de la zona monetaria) consta de varios elementos.

- Aportación de la CE. El primero de ellos es una facilidad comunitaria de ayuda a la balanza de pagos por valor de 60.000 millones de euros, con los recursos propios de la UE como garantía. Se trata de créditos que concederá la Comisión Europea con cargo al presupuesto comunitario.

- Préstamos bilaterales. En caso de que un miembro tuviera dificultades de pagos y esta cantidad no bastara, los estados de la «eurozona» se han comprometido a garantizar préstamos bilaterales por un monto de hasta 440.000 millones, entre préstamos y garantías.

- FMI. Además, el Fondo Monetario Internacional ha confirmado que podría aportar créditos por un valor de al menos la mitad de lo aportado por Europa (un mínimo de 220.000 millones y un máximo de 250.000 millones).

Todo sumado, el paquete a disposición de los socios del euro con problemas de pagos alcanzaría, en caso necesario, 750.000 millones de euros por tres años y está sujeto a las estrictas condiciones del FMI, como exigía Alemania.

- BCE. El Banco Central Europeo (BCE) hará intervenciones extraordinarias en los mercados de deuda y de divisas, para facilitar liquidez y aliviar la situación de los bancos europeos. Son «medidas no convencionales» en el lenguaje del BCE, con las que este banco central asume competencias similares a las que tiene la Reserva Federal en EE UU, consistentes en la compra de deuda soberana de los estados con más dificultades en los mercados. De hecho, ya lo empezó a hacer ayer sobre deuda de España, Grecia, Portugal, Irlanda e Italia.

Además, se espera que el Banco Central Europeo vuelva a inyectar liquidez durante un año «de manera ilimitada» para financiar ampliamente el sector bancario. Y, como decidió hace una semana con Grecia, prevé aceptar todos los bonos de deuda de cualquier Estado miembro como garantía para dar préstamos a los bancos privados sin considerar los «ratings» que establezcan las agencias de calificación por muy bajo que sea, incluso al nivel de los «bonos basura».

- Ayuda a Grecia. A este plan de rescate se suman los 110.000 millones en créditos durante tres años que la UE y el FMI darán a Grecia.