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El secretario de Estado de Economía explicó, en su conferencia, que España ha tenido tasas de crecimiento muy elevadas con un peso excesivo en el PIB de la construcción, que sufrirá un «sobreajuste» y quedará reducida a la mitad. Este recorte supondrá que cuando el país recupere tasas similares a las que tenía en 2007, el grado de recaudación pública será menor, por lo que «será necesario un ajuste fiscal de carácter estructural». Pero no dio detalles. Aún no es momento. Sí enunció las previsiones del Gobierno: «Estamos en una etapa de estabilización. En el cuarto trimestre del año pasado el proceso de caída de la economía española se suavizó, como preveíamos, y ahora empieza ya a crecer de forma suave». Según sus cálculos, «el paro se situará este año en torno al 19%», el PIB va a crecer todos los trimestres y la economía «irá creciendo en los próximos años, para llegar al 2% en 2012 y 2013», afirmó.

Todo le pareció bien al presidente de los constructores asturianos, Serafín Abilio Martínez, que tomó la palabra en el turno de preguntas para exigir que se acaben las grandes obras que están en marcha en Asturias. «Para que la región no vuelva al final de la cola y quede otra vez marginada», dijo. Campa respondió: «El recorte del gasto en infraestructuras es un caída en el esfuerzo espectacular que se ha hecho en los últimos años. Aún así, seguimos por encima de la media de los países de nuestro entorno y ahora se trata de priorizar. En todo caso, las grandes obras son más intensivas en capital que en mano de obra». El gasto en infraestructuras en la última década, según Campa, superó en más del 50% al resto de países del entorno.

Otra pregunta que se hace el ciudadano común y que ayer un alumno le planteó al secretario de Estado de Economía: «Los ministros no se ponen de acuerdo en si van a subir los impuestos o no. ¿Usted, que es el que hace las medidas, van a subir o no?» Expectación. «Ahora nadie habla de impuestos; si toca hablar de algo, es de austeridad».

Más. «¿Si le bajan el salario a los funcionarios, luego los bajarán también en la empresa privada?». Silencio en la bancada de los empresarios y sonrisa de Campa: «Las empresas son soberanas. No lo sé».

«¿Y la reforma laboral?» El secretario de Estado eludió entrar en detalles y se limitó a señalar que «por experiencia, lo que mejor sale es lo que se hace por consenso. Pero la fecha límite es el día 30».

El colofón lo puso otro alumno: «¿Cómo hace un economista para que le entiendan cuando vaticina lo que va a pasar y lo que hay que hacer? ¿Cómo le explico yo todo esto a mi madre?». Campa se rió con ganas y contestó: «El secretario de Estado tiene que orientar la política económica. Una vez que tiene el diagnóstico hay que explicarlo, plantear alternativas y ver cuáles son mejores. Después viene el proceso del convencimiento. Los economistas tendemos a pensar en lo óptimo, los juristas se ponen en lo peor y los políticos piensan en lo factible. Tenemos que explicarlo todo muy bien para convencer a los políticos de que la propuesta es factible y que los juristas lo crean. Se requiere docencia y paciencia».