Madrid/ Oviedo,

Agencias/ M. MARTÍNEZ

La volatilidad de los mercados y la caída del euro se han convertido en una nueva fuente de preocupación para el Eurogrupo. La moneda única llegó a cambiar ayer en 1,225 dólares, marcando mínimos de hace cuatro años frente al dólar, si bien rebotó ligeramente y cerró en 1,23 dólares. Y la incertidumbre no cesa ni en el mercado de divisas ni en los bursátiles, que cada día se comportan como una montaña rusa.

Ocurre así, dicen los expertos, al menos en parte porque cada día se anuncian nuevas medidas en uno o varios países del Viejo Continente o se matizan las ya anunciadas, lo que provoca que todos las variables que utilizan los mercados estén en el aire. Los inversores no saben a qué atenerse. La Comisión Europea reconoció ayer que recuperar la confianza de esos mercados requerirá tiempo y el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, recriminó incluso que la canciller alemana, Angela Merkel, no ayude con sus declaraciones a la estabilización.

Las declaraciones de Merkel el pasado domingo no ayudaron a preservar el tipo de cambio de la moneda única para que no resultara dañado. La canciller germana aseguró, sobre el plan de apoyo al euro por importe de 750.000 millones, que en su opinión sirve para ganar tiempo y no resuelve la situación actual. El presidente del Eurogrupo y primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, replicó ayer, sin nombrar a Merkel, pero en clara referencia a ella, que «algunos deberían pensar antes de hablar». Y apostilló: «algunos deberían pensar en callarse».

La caída del euro refleja que los tipos de interés reales en el territorio de la moneda única van a ser más bajos de lo previsto. Según los expertos, se intuye que el recorte de gastos de los estados para combatir el déficit reducirá la demanda de fondos y también conllevará un retroceso del consumo. Todo ello provocará que el euro no resulte atractivo a los inversores internacionales.

El portavoz de Asuntos Económicos del Ejecutivo comunitario, Amadeu Altafaj, eludió valorar la caída del euro, pero sí explicó sus consecuencias: «Está claro que un euro más débil implica unos precios de los productos energéticos más elevados, así que la factura energética aumenta y ello tiene un impacto sobre la inflación. Está claro también que un euro más débil al mismo tiempo ayuda a las exportaciones europeas, en un momento en que esto también es muy importante». Altafaj añadió «que la confianza no es una cosa que se recupera de un día para otro», y aseguró que «regresará gradualmente», tras la aprobación, el 9 de mayo pasado, de un plan de estabilización financiera para la zona dotado con 750.000 millones de euros. «Tenemos que reconstruir la confianza de los inversores y los mercados», pero eso «precisa tiempo», añadió el portavoz.

La depreciación del euro frente al yuán chino también provocó la caída de las bolsas asiáticas, porque los mercados anticipan que los países asiáticos van a exportar menos a Europa. Algunos analistas japoneses citados por la agencia local Kyodo señalaban que el euro seguirá previsiblemente cayendo frente al dólar y que podría alcanzar la banda de los 116 yenes, marcada por última vez en noviembre de 2005.

La bolsa española se contrajo ayer el 0,31% y perdió el nivel de 9.300 puntos afectada por el retroceso del sector financiero, de Wall Street y de otras plazas europeas. A ello hay que sumar que la ministra de Economía, Elena Salgado, presentaba ayer al Eurogrupo los ajustes anunciados en España, y los inversores están pendientes de la reacción de los socios europeos. Así, el Ibex-35, bajó 28,60 puntos, hasta quedarse en 9.286,10 puntos. Las pérdidas anuales aumentan al 22,23%. El selectivo español eleva así el recorte semanal (en relación al pasado lunes) hasta el 10,21%. La incertidumbre y el miedo sobre la situación económica impiden al Ibex-35 despegar y se aleja cada vez más de los 10.000 puntos.

En Europa, con el euro a 1,2349 dólares, con lo que continúa en niveles de abril de 2006, Milán subió el 0,23%; Fráncfort, el 0,17%, y el índice Euro Stoxx 50, el 0,05%, mientras que París bajó el 0,47%, y Londres, el 0,01%.

Zarandeada por la volatilidad, la bolsa empezó con pérdidas y cayó hasta los 9.140 puntos -mínimo de la sesión-, pero conseguía después del mediodía acercarse a 9.500. El repunte del precio del petróleo, que en esta sesión oscilaba entre 76 y 78 dólares, y la recuperación de la cotización del euro hasta 1,24 dólares apoyaron el rebote en el parqué madrileño. Al mismo tiempo, se conocía el retraso desde el 2 hasta el 8 de junio de la huelga de funcionarios. Pero finalmente el Ibex perdió el 0,31%.