Madrid / Oviedo,

Agencias / M. M.

El Banco de España intervino en la madrugada del viernes al sábado Cajasur, la caja cordobesa controlada por la Iglesia Católica y que rechazó su fusión con Unicaja. Todos los miembros del consejo de administración ya han dejado sus cargos y el organismo regulador que gobierna Miguel Ángel Fernández Ordóñez ya nombró a tres administradores. El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) aportará de inmediato 550 millones de euros para que Cajasur recupere sus requisitos de solvencia y liquidez. La negativa a despedir a 700 trabajadores fue la causa de la ruptura de las negociaciones con Unicaja, según los hasta ahora máximos responsables de Cajasur. El Banco de España aseguró que los ahorros de los clientes de Cajasur «no corren ningún riesgo».

Esta es la segunda caja intervenida por el Banco de España, después de Caja Castilla-La Mancha, que pasará a manos de Cajastur. Pero Cajasur es la primera que opta por la fórmula de ser intervenida y solicitar ayuda del FROB para continuar su trayectoria en solitario. En todo caso, el Banco de España debe dar el visto bueno a esta opción, y los administradores que ha nombrado tienen un mes de plazo para presentar un plan de viabilidad, que deberá definir su fusión con otra entidad o el traspaso total o parcial de su negocio.

La fusión de Cajasur y Unicaja hubiese dado lugar a la sexta caja de ahorros por volumen de activos y culminado la fusión «a tres» entre Unicaja, Caja Jaén, y Cajasur. Las dos primeras ya habían acordado su unión el 13 de agosto de 2009. Pero no fue posible.

El consejo de administración de la entidad que presidía el sacerdote Santiago Gómez Sierra decidió a última hora de la noche del viernes votar en contra de la fusión. El motivo esgrimido es que los responsables de la caja cordobesa no querían ser los responsables de despidos en un momento de crisis como el actual. Pero fuentes del sector apuntan que Cajasur se negó en rotundo a caer bajo el poder de Unicaja, que preside Braulio Medel. En todo caso, la entidad cordobesa decidió optar por la intervención del Banco de España con 11 votos en contra de la fusión con Unicaja, 8 en contra y una abstención.

Unicaja planeaba que fuera Cajasur, que tiene una plantilla de 3.000 trabajadores, la que suprimiera el mayoría de los empleos tras la fusión, lo que suponía la pérdida de 1.300 puestos de trabajo. En los últimos días, y tras horas y horas de negociaciones, rebajó de 1.000 a 700 el número de puestos que se reducirían en las matrices de ambas cajas -sin contar el grupo-. De ellos, se sacrificarían 430 en Cajasur, frente a los 770 previstos inicialmente. Pero a cambio, era necesario bajar los salarios en la entidad cordobesa, en la que son más elevados que en Unicaja. Una condición que rechazó Aspromonte, el sindicato con mayoría en Cajasur.

El resultado del consejo de administración cogió a todos por sorpresa. Sólo unos minutos antes se había dado el visto bueno a la operación en Unicaja, donde se estaba a la espera del sí en Cajasur. Y tampoco se esperaba en el Banco de España, que ya hace un año le advirtió a la entidad de Córdoba cuál podía ser su futuro y le había dado de plazo el 21 de mayo para que encontrara una solución a su futuro. La más factible era la de aliarse con un socio, que la Junta de Andalucía exigía que fuera de la misma comunidad.

La negativa de Cajasur a la fusión con Unicaja es un duro golpe para su presidente, Braulio Medel, que ya había intentado quedarse con Caja Castilla-La Mancha y que, tras lograr todos los vistos buenos necesarios, tuvo que echarse atrás al no poder asegurar la financiación necesaria sin poner en peligro a Unicaja. Al final fue Cajastur la que se quedó con la caja manchega.

Cajasur se ha visto muy afectada por la crisis inmobiliaria, ya que una parte importante de sus negocios se volcó en empresas constructoras y promotoras durante el «boom» de la construcción. El año 2009 lo cerró con unas pérdidas de casi 600 millones de euros, y en el primer trimestre de este año seguía sumando números rojos: otros 114 millones de pérdidas. La ratio de morosidad llega al 8% del total de créditos concedidos, la segunda más elevada del panorama nacional.

Pese a ello, a Cajasur no le faltan novios. La propia Unicaja afirmó ayer, tras la intervención, que «sigue abierta a cualquier solución constructiva que se le plantee respecto al futuro de Cajasur». Caja Granada también ofreció su colaboración para ayudar «en las medidas de nuestras posibilidades», aunque matizando que «con absoluta lealtad al sistema financiero andaluz». Cajamurcia, que distintas fuentes ligaron a posibles negociaciones con Cajasur, negó ayer que en la actulidad esté en conversaciones con la caja cordobesa.