Gijón, J. MORÁN

La diócesis de Córdoba, propietaria de CajaSur a través de su Cabildo Catedralicio, interpreta en términos de elección del mal menor la intervención dictada por el Banco de España. «O morir asfixiados o recurrir a la autoridad superior para que venga en nuestra ayuda», manifestó ayer el obispo Demetrio Fernández en una entrevista del portal «Infocatólica».

Por su parte, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, habló por teléfono en la noche del viernes -cuando la intervención iba a ser ejecutada- con el mitrado cordobés, al que le une una estrecha amistad desde que aquel fuera profesor suyo en el seminario de Toledo. «Don Demetrio ha dejado actuar a los órganos de dirección de CajaSur, y éstos han pensado preferentemente en los trabajadores de la entidad», comentó ayer el prelado asturiano a LA NUEVA ESPAÑA. «Salvar puestos de trabajo en un momento tan complicado como este es lo fundamental».

CajaSur había firmado hace un año un protocolo de fusión con Unicaja, también andaluza, pero el acuerdo laboral obstaculizó las negociaciones. «Se había llegado a acuerdos en patrimonio y fundación para fines sociales, pero los patronos de CajaSur no estaban dispuestos a firmar la fusión si no había acuerdo laboral», explica Demetrio Fernández en la citada entrevista. El obispo de Córdoba juzga además que «la fusión se ha diferido hasta casi la asfixia, aunque CajaSur presentaba continuamente alternativas; parece que se nos quería llevar a la rendición final sin condiciones. Ahora, la ayuda del Banco de España podrá reflotarla, y eso será un bien para Córdoba». Fernández agrega que «a favor de la intervención han votado los patronos del Cabildo, los impositores y la representación de los trabajadores; a favor de la fusión han votado los políticos». Previamente, el presidente de CajaSur, el canónigo Santiago Gómez Sierra, y el de Unicaja, Braulio Medel, habían mantenido fuertes discrepancias sobre la fusión.

Según fuentes próximas al obispado de Córdoba, CajaSur prefería una alianza con una caja de ahorros de fuera de Andalucía, pero ello estaba vetado por la Junta de Andalucía. Los recelos de la Iglesia hacia el socialismo andaluz han conducido ahora lo que consideran un mal menor: ponerse en manos del Banco de España.