Oviedo, M. M.

España no sería diferente a otros países si implanta fórmulas tributarias más altas para «los que más tienen». Hay otros ejemplos cercanos, como las dos grandes potencias europeas: Alemania y Francia.

La coalición que encabezó la canciller Ángela Merkel implantó el conocido como «impuesto de los ricos», que desde el año 2007 supone que los que ingresan más de 250.000 euros anuales, o familias que entre la pareja suman más de 500.000, pagan un 45% de sus ingresos. Los autónomos están exentos. Para los que ganan más de 52.882 euros el tipo máximo es del 42 por ciento, y en el caso de las familias, si suman más de 105.700.

François Mitterrand implantó el «impuesto de solidaridad de las fortunas», y Nicolás Sarkozy, en 2007, lo limitó con lo que se bautizó como «escudo fiscal», que consiste en que nadie pague más del 50% de lo que ingrese. Ahora el Gobierno prepara una nueva tasa para las rentas más altas y los rendimientos de capital para engordar el fondo de pensiones.