El Fondo Monetario Internacional (FMI) pidió ayer a España reformas "urgentes y decisivas" para reparar un mercado laboral "que no funciona", sanear las finanzas públicas y transformar las cajas de ahorros para que se parezcan más a los bancos.

Tras una visita al país, donde se entrevistaron con el equipo económico del Gobierno, los expertos del organismo pintaron un cuadro pesimista de la economía española, desde una productividad "anémica" y un alto endeudamiento público y privado, hasta una baja competitividad y una burbuja inmobiliaria que sigue desinflándose.

Los mercados bursátiles se han fijado en particular en los elevados números rojos del Gobierno, pero ésa fue el área en la que el Fondo fue más magnánimo.

En un comunicado emitido al final de la visita, el organismo respaldó los planes del Ejecutivo de reducir el déficit en más de 5 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) este año y el siguiente, para lo cual ha bajado el sueldo a los funcionarios públicos y reducido la inversión, además de otras medidas dolorosas.

Donde el Fondo puso énfasis fue en una agenda de reformas de gran calado que cambiarían la fisonomía de la economía española.

Mientras que en otras ocasiones el Ministerio de Economía y Hacienda ha discutido las recomendaciones de la institución, esta vez afirmó que el análisis del organismo "coincide con el del Gobierno".

La institución fortalece la posición del Ejecutivo al respaldar algunas de sus propuestas, aunque en general pide reformas de más profundidad que lo considerado hasta ahora.

En el terreno del trabajo, el FMI no se anda con circunloquios. Quiere una reforma "radical" porque en su opinión el mercado laboral español simplemente "no funciona", dice el comunicado.

El FMI propone reducir las indemnizaciones por despido, cambiar el sistema de negociación de los salarios en los convenios colectivos para dar más flexibilidad a las empresas y suprimir la vinculación de subidas de sueldos a la inflación.

Como parte de la redefinición del modelo económico tras el hundimiento del modelo basado en la construcción, España debe reducir el tamaño de su sector financiero, pero el proceso hasta ahora ha sido "demasiado lento", según el Fondo.

Hoy precisamente Caja Mediterráneo (CAM), CajAstur, Caja Cantabria y Caja Extremadura anunciaron su fusión.

Los bancos cuentan con buenos colchones de dinero guardado, aunque la reducción de la liquidez en los mercados restará sus beneficios, según el Fondo.

En comparación, las cajas de ahorros están en una posición más delicada por un marco legal muy restrictivo, que las hace vulnerables a los intereses políticos e impide su compra por inversores externos, lo que "pone en peligro los fondos públicos", a juicio del Fondo.

El FMI quiere que se dé a las cajas españolas la oportunidad de convertirse en sociedades tenedoras de acciones, un paso que abriría la puerta a su privatización, al menos parcial.

Ese cambio debería ser obligado para las grandes entidades, como La Caixa y Caja Madrid.

El Fondo también propuso reducir la influencia política y aumentar su capacidad para captar capital externo. Esos cambios harían a las cajas más parecidas a los bancos, al eliminar cortapisas a sus operaciones.

Además, el FMI pidió una reforma "audaz" del sistema de pensiones, no sólo con la elevación de la edad de jubilación a los 67 años, como ha propuesto el Gobierno, sino también con su vinculación a las expectativas de vida.

Tras siete meses de contracción, la economía española ha sacado la cabeza del pozo, al crecer un 0,1% entre enero y marzo.

Pero su salida será lenta, pues una recuperación "débil y frágil" sólo empujará su crecimiento a entre el 1,5 y el 2 por ciento a medio plazo, unos porcentajes bastante menores que antes de la crisis, predijo el Fondo.

Un menor crecimiento de población, el alto desempleo y una inversión débil serán sus lastres, lo que hace más urgente, según el organismo, que se adopten reformas que le den nuevo vigor, por difíciles que sean.