Oviedo

El presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), Severino García Vigón, declaró ayer que la patronal no firmará una reforma laboral «descafeinada» porque España está en la «mirada de todo el mundo» y no quieren «ser cómplices» de «hacer las cosas mal». Respecto a la posibilidad de convocatoria de una huelga general, el líder de que España «no está para huelgas generales» y acusó a los sindicatos de «chantaje» por haber amenazado con la convocatoria de movilizaciones mientras se está tratando de negociar un acuerdo sobre el mercado de trabajo.

«El planteamiento de huelga supone una forma de coartar, en el sentido de que si no haces una reforma a mi medida, habrá huelga general. Yo a eso le llamo chantaje», dijo Vigón. Y añadió que «si no hay acuerdo, el Gobierno tendrá que legislar y mojarse, que es su obligación», en alusión al propósito del Ejecutivo de aprobar una reforma laboral por decreto si antes del próximo martes no fructifica la negociación entre los agentes sociales.

El secretario general de CC OO en Asturias, Antonio Pino, opinó que hay serias dificultades en esta negociación ya que los empresarios siguen apostando por flexibilizar los contratos y su duración. Pino afirmó que si el Gobierno decide llevar a cabo la reforma laboral a través de la imposición de otro decreto ley, a buen seguro, las centrales sindicales convocarán una huelga general.