Es uno de los términos de moda de las últimas semanas, las llamadas fusiones "frías" o unión entre cajas de ahorro que mantienen su marca "comercial" pero crean una estructura central común.

Cuando se empezó a hablar de la reestructuración de las Cajas de Ahorro, todo el mundo pensó en la fusión clásica, en la que dos o más entidades se unían creando una estructura completamente nueva, incluida la comercial. En los últimos años no ha habido demasiadas pero su fórmula sí puede considerarse exitosa, desde la unión de la Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros de Cataluña y Baleares con la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Barcelona para formar La Caixa, las de las Cajas de Ahorro del norte de Galicia para formar Caixa Galicia y años más tarde las de Vigo, Ourense y Pontevedra para formar Caixanova hasta la más reciente Cajasol unión de Caja San Fernando y El Monte. Quizá entonces los problemas económicos eran menos importantes y urgentes, y sobre todo la mayoría no trascendía de un ámbito territorial definido, por lo que el equilibrio de poder siempre tan ambiguo, criticado pero a su vez inamovible no se alteraba.

Ahora la situación es completamente distinta, el FMI y otros organismos piden que al menos el número de entidades se reduzca en un 40%, y muchas de ellas tienen serios problemas y los equilibrios de poder son más difíciles de controlar, el resultado es más fracasos que éxitos y la amenaza del FROB de dejar de financiar procesos de reestructuración en los próximos meses.

Así a pesar de las advertencias, amenazas del Banco de España, se ha optado por aceptar la "menos mala" de las soluciones para la reestructuración de las cajas, con unas estructuras en las que los diferentes poderes regionales no pueden oponerse, pero el resultado puede volverse a ser más ineficiente y generar mayores problemas en el futuro, si no se coge el toro por los cuernos y se aborda el problema que todo el mundo sabe pero nadie quiere tocar, cambiar los estatutos de las cajas.

Si se unen por ejemplo dos cajas de distintas regiones, sin cambiar su marca comercial, el resultado es que se mantendrán el exagerado número de sucursales, los consejos de administración no se reducirán, los gastos lo harán en pequeña cuantía en el mejor de los casos o incluso ¡pueden que sean mayores! con figuras duales o más y los créditos morosos de todas las entidades se sumaran, como lo harán su solvencia, la liquidez y resultados, pero el recorte de gastos no se ve tan claro.

El as en la manga del Banco de España es obligar que estas sociedades centrales sean Bancos con lo que deberán cumplir nuevos requerimientos de calidad que mejore su solvencia. Al ser nuevas vías, sólo nos queda esperar a que los dos principales procesos que están en marcha finalicen con éxito, y con otras fusiones clásicas, nuestro sistema bancario sea más fuerte para poder conseguir superar los grandes retos pasados y futuros.