Oviedo, José Luis SALINAS

Las cajas aligeran sus plantillas al hilo de la reestructuración del sector. Las entidades envueltas en fusiones realizarán un fuerte ajuste de empleo que, según un cálculo basado en datos del Banco de España, puede saldarse con la jubilación anticipada de cerca de 20.000 trabajadores en todo el país. Es una legión de nuevos prejubilados superior, por ejemplo, a la formada por los aproximadamente 15.000 trabajadores que dejaron Hunosa desde principios de los años 90, cuando comenzó lo más profundo del recorte en la minería del carbón. Treinta y ocho de las 45 cajas españolas han iniciado o están a punto de iniciar negociaciones laborales a las que están atentos del orden de 100.000 trabajadores. Entre ellos, los de la «fusión virtual» que lidera Cajastur. En su caso, el diálogo arrancará a primeros de septiembre.

La crisis ha obligado a la mayoría de las cajas a unirse para sobrevivir a la crisis y a las nuevas exigencias regulatorias de solvencia y eficiencia que encara todo el negocio financiero. Antonio Muñoz, secretario sectorial de ahorro de UGT en España, asegura que el sector se enfrenta a una «brutal reestructuración que deberá de llevarse a cabo contra el reloj». Y añade: «Esto no será como la reestructuración de la banca que duró varios años, aquí todo irá más rápido». En la misma línea, desde CC OO se señala que «hace dos décadas la reestructuración bancaria se hizo en dos años, ahora pretenden que ésta la hagamos prácticamente en siete meses».

En las primeras negociaciones entre los sindicatos y las cajas se está pactando facilitar la prejubilación para aquellos trabajadores que tengan 55 años. En algunos casos se habla ya de que estos empleados pueden abandonar las entidades pasando a cobrar entre el 70% y un 75% del salario fijo. En apariencia, son condiciones menos ventajosas que las de Hunosa, donde los planes de empresa garantizaron el cien por ciento del salario neto.

Según señalan los sindicatos, en este caso deberán de ser las propias cajas las que se hagan cargo de sostener económicamente las pejubilaciones. Añaden las centrales que las salidas de personal no podrán ser sufragadas sin más con el dinero que las entidades recibirán del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob). El funcionamiento de este fondo público obliga a las cajas a devolver el dinero con un interés mínimo del 7%. Algunas entidades, las que menos, también están planteando la salida de una parte de sus empleados mediante bajas incentivadas.

Los sindicatos prefieren por el momento no hablar de cifras. «El regulador (el Banco de España) está jugando con números aberrantes», señala el ugetista Antonio Muñoz. El organismo que preside Miguel Ángel Fernández Ordóñez ha estimado, por ejemplo, que las cajas implicadas en fusiones que han obtenido ayudas del FROB reducirá sus plantillas entre el 11% y el 27%, según los casos. Son recortes que afectarán tanto a las redes de oficinas como a los servicios centrales y que, conforme a lo anunciado hasta ahora, se harán básicamente mediante prejubilaciones. En este momento, las cajas implicadas en algún tipo de fusión suman unos 100.000 empleados. «En ningún caso se aceptarán despidos», advirtió un portavoz de CC OO.

La salida de los trabajadores de las cajas, escalonada en varios años, se plantea cuando España encara una reforma del sistema de pensiones en la que el Gobierno abordará el retraso de la edad de jubilación (de los 65 a los 67 años) y la restricción de las jubilaciones anticipadas.

Algunas de las primeras prejubilaciones que están planteando las cajas son por la vía de los expedientes de regulación de empleo (ERE), una fórmula que no gusta a los sindicatos. «No es un sistema adecuado. ¿Cómo justifican entidades que han ganado mucho dinero la presentación de un ERE?», señala un dirigente desde la Federación de Servicios Financieros y Administrativos de CC OO.

Con ese mar de fondo, Cajastur y sus nuevos socios -Caja del Mediterráneo (CAM), Caja Extremadura y Caja Cantabria- iniciarán el próximo día seis de septiembre la negociación sobre su ajuste laboral. El grupo cuenta con una plantilla de 14.000 trabajadores y aún no se ha precisado cuál será el alcance de la reducción de personal y cuáles los procedimientos. Los sindicatos de Cajastur confían en que el recorte no sea relevante en Asturias, aunque se da por hecho que afectará a las oficinas que la caja tiene en el Levante o Madrid y a los servicios centrales. Presumiblemente, el proceso tendrá mayor impacto en CAM, la caja más sobredimiensionada entre las cuatro que participan en la «fusión virtual».

José María Mier, representante de UGT en Cajastur, señala que «el ajuste que se dará en la nueva entidad estará en línea con lo que pasará en el resto de fusiones». José Antonio Rodríguez, de CC OO, adelanta que «será en la red de expansión donde habrá más problemas para ajustar las plantillas» . La antesala de la negociación está siendo polémica: un grupo de sindicatos mayoritario en CAM han creado su propia mesa para negociar, en lugar de integrarse en la plataforma global que promueven UGT, CC OO, CSICA y otros.