La semana se cierra con un balance levemente alcista, aunque los inversores no han encontrado el catalizador necesario para consolidar esta tendencia. Y la culpa la han tenido las escasas referencias macroeconómicas, pese a que algunos datos como el déficit y el desempleo de EE UU, que fueron mejores de lo esperado, sirvieron de impulsor de algunos cierres al alza. Además, el lunes fue festivo y sin Bolsa, lo que acentuó esa falta de orientación para los inversores.

En el caso de las cifras laborales, las peticiones de subsidio en EE UU cayeron hasta la cota de 451.000, por debajo de las 470.000 previstas y alejándose de las 500.000 de agosto. Esta cifra reavivó el debate en torno a la probabilidad de la recaída en recesión de la economía americana. Por otro lado, un artículo de «The Wall Street Journal» cuestionando la eficacia de las pruebas de estrés bancario en Europa, generó un castigo en los valores bancarios. Todo ello con el telón de fondo del posible endurecimiento en las exigencias de capital contempladas en Basilea II.

Otra referencia para los inversores fue el discurso de Obama en el que anunció la posible extensión de los recortes de impuestos introducidos por la Administración Bush sobre las rentas más altas, que expiran a final de año. El mercado está muy pendiente de este tema, ya que caso de no ampliarse este recorte de impuestos, el impacto en el PIB de 2011 no sería bien digerido por el mercado.

La conclusión de esta semana es que la sequía de referencias de los últimos días y la avidez del mercado por hallar catalizadores para definir un poco más su tendencia provocaron una reacción positiva, aunque insuficiente para quebrar resistencias en los principales índices bursátiles. La semana próxima se esperan con especial énfasis los datos de China y el vencimiento de derivados el viernes (la conocida como «triple hora bruja»).

En el caso del Ibex 35, las recientes alzas se podrían moderar y el mercado moverse ligeramente a la baja, en el rango entre 10.350 y 10.500 puntos. En contra de la Bolsa española jugará el asunto de la incertidumbre sobre los Presupuestos Generales del Estado, lo que puede enfriar el ánimo de los inversores. A partir de que se aclaren estas incertidumbres, y esperando los resultados empresariales del tercer trimestre (que se comenzarán a conocer en octubre), el Ibex podría atacar la cota de los 10.800 puntos.