Gijón, C. JIMÉNEZ / J. M. CEÍNOS

Gijón, la principal ciudad de Asturias por número de habitantes y actividad industrial y comercial, quedó ayer prácticamente paralizada por la convocatoria de huelga general, según los sindicatos UGT y CC OO, que indicaron que el seguimiento del paro fue de un 90 por ciento y que se paró completamente la actividad en las principales industrias de la comarca, así como en los polígonos industriales. No se registraron incidentes de importancia, a pesar de la presencia de más de un millar de piqueteros, especialmente desde primeras horas de la madrugada. Efectivos policiales identificaron a varios sindicalistas.

Por su parte, las centrales minoritarias CSI, CGT, Suatea y Sindicato Ferroviario hablaron de «un gran éxito que confirma que Gijón es una vez más una ciudad obrera y combativa» tras congregar a numerosas personas (10.000 según los convocantes y 1.500 según la Delegación del Gobierno) en una manifestación que recorrió el centro de la ciudad desde la plaza de El Humedal hasta los jardines del Náutico, donde se lanzaron consignas para «proseguir las movilizaciones contra la reforma laboral, de las pensiones, de la sanidad pública y, en definitiva, del Estado del bienestar».

El Ayuntamiento de Gijón, donde se habían acordado servicios mínimos en todas las áreas de la administración municipal, empresas, fundaciones y patronatos, informó de que «los servicios mínimos de la Empresa Municipal de Transportes Urbanos comenzaron a realizarse a partir de las 14.30 horas, debido a que la presencia de piqueteros impidió la salida de los autobuses a primera hora de la mañana» de las cocheras situadas en Tremañes. Estaba pactado que doce autobuses prestaran servicio en nueve líneas.

Asimismo, según un portavoz del Ayuntamiento, «la acción de los piquetes durante la noche impidió igualmente la salida de los camiones de recogida de basuras de la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano, imposibilitando la prestación de los servicios mínimos acordados».

En cuanto a incidencias en la ciudad, «durante la mañana se registraron cortes de tráfico de corta duración generados por la presencia de algunas barricadas y mayormente contenedores en la vía pública en calles como las de Fermín Canella o la avenida de la Argentina», informó el Ayuntamiento. «La acción de los piquetes y la quema puntual de contenedores de basura también llevó a la intervención de efectivos del Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamentos en el vial de acceso a la RTPA, en Cabueñes, y en la avenida de Portugal. En colaboración con la Policía Local, también intervinieron los Bomberos en barricadas en la Carretera Carbonera, en la avenida de los Campones y en la calle de Nicolás Copérnico», señaló el citado portavoz municipal.

En cuanto al seguimiento del paro por parte de los 2.200 trabajadores municipales, dejando a un lado los de las empresas más importantes, se situó en el 80 por ciento, según un portavoz de CC OO, si bien desde el Ayuntamiento se rebajó el porcentaje al 40,04 por ciento.

Pasadas las doce del mediodía unos 400 miembros de CC OO protagonizaron una marcha por el centro de la ciudad que culminó en la plaza Mayor, donde se lanzaron gritos pidiendo la dimisión del presidente del Gobierno de la nación, José Luis Rodríguez Zapatero. En la concentración participaron los dos concejales de Izquierda Unida en el Ayuntamiento: Jesús Montes Estrada y Francisco Santianes.

El seguimiento de la huelga en los centros escolares de la ciudad fue masivo por parte del alumnado y más discreto de lo previsto para el profesorado. Si bien en el nivel de Primaria el porcentaje de docentes que secundaron la convocatoria rozó el 29 por ciento, en Secundaria buena parte de las plantillas permanecieron en los centros. Las bajas, en este caso, apenas llegaban al 12 por ciento, según la consulta realizada por este diario.

El sindicato SUATEA defendió, por su parte, que el paro fue superior al 60 por ciento. Significativa fue la escasa afluencia en el Colegio Martínez Blanco, donde únicamente acudieron 30 de los 300 matriculados; en el Severo Ochoa, 50 de los 500 niños que llenan sus aulas, y en el Clarín, 75 de 261. En el Río Piles fueron 80 los que acudieron a clase sobre un total de 430 alumnos y al Jovellanos sólo llegaron 13 niños. Significativo fue el seguimiento de la huelga en la plantilla del Ramón de Campoamor: la mitad se ausentó. En el Severo Ochoa se encontraron con palillos en las puertas y en los institutos Jovellanos, Doña Jimena y número 1 los piquetes pusieron silicona. En el IES El Piles sólo fallaron 5 de los 60 profesores con un 90 por ciento del alumnado en huelga. Por lo que se refiere a las aulas del campus universitario, el trasiego era inferior a otras jornadas debido, en buena medida, según explicaron desde los centros, a la ausencia de transporte universitario. No obstante, en la Facultad de Comercio llegaron a impartirse algunas clases.

En la Politécnica se suspendieron algunas clases y, en otras, el aforo apenas llegaba a una décima parte de una jornada normal. Más dificultades tuvieron los trabajadores del Parque Científico y Tecnológico que se encontraron con un piquete en la puerta principal del recinto, en Cabueñes. Fue necesaria la intervención policial, aunque buena parte de los empleados logró acceder a sus respectivos centros de trabajo. En los Juzgados se trabajó con normalidad. La huelga únicamente fue secundada por tres de los cuarenta y tres funcionarios de fiscalía de Asturias, uno de ellos de Gijón.

En el sector del comercio, la Unión de Comerciantes criticó el carácter «intimidatorio» de algunos piquetes que impidieron abrir a los comercios del centro. El resto ni siquiera lo intentó por «prudencia y miedo», subrayó el presidente, David Argüelles. En torno a las doce y media comenzaron a abrir las primeras tiendas en la calle Corrida. Una peluquería de la calle de Álvarez Garaya sufrió desperfectos al paso de los piquetes. La Unión de Comerciantes detectó la presencia de, al menos, dos piquetes -uno de ellos de entre 40 y 50 personas- en la zona centro. Sí pudieron abrir las grandes superficies comerciales y algunas cadenas de alimentación.

Entidades deportivas como el Real Grupo Covadonga echaron el candado. Su presidente, Enrique Tamargo, justificó la medida en base a la imposibilidad de garantizar los servicios mínimos: «Al ser una sociedad deportiva, no se nos permite; la decisión debe pactarse con el comité» y no hubo acuerdo.

La hostelería presentaba una imagen de «domingo» con las persianas bajadas. A medida que avanzó la tarde, algunos locales decidieron abrir sus puertas.