Los empresarios asturianos están recurriendo al contrato de fomento del empleo indefinido con menos intensidad que antes de la reforma laboral, según indican datos del Ministerio de Trabajo referidos a septiembre, cuando entró en vigor de forma plena (el día 19) el nuevo marco legal. El contrato «estrella» de la reforma, con despido más barato, fue usado en 263 casos -un 34% menos que a la misma altura de 2009- y supuso el 14% de la oferta de puestos fijos en un mes que registró, en general, un descenso de la contratación indefinida (-16%). La «falta de claridad» de las nuevas normas y el temor a un empeoramiento de la economía explican, según la patronal FADE, el por ahora escaso impacto de la reforma laboral en la oferta de trabajo.

El Gobierno ha prevenido de que los efectos de la controvertida regulación laboral serán más visibles a medio y largo plazos, cuando mejore la actividad. Pero tanto la patronal asturiana como los sindicatos coinciden, aunque con distintas razones, en que no servirá para crear empleo ni para resolver el problema de la alta temporalidad. Para frenar este último fenómeno se pretende generalizar el uso del contrato de fomento, que lleva aparejada una indemnización por despido improcedente (33 días por año trabajado) más baja que el contrato ordinario (45 días). La reforma levanta restricciones anteriores y determina que las empresas pueden usar el contrato con la única condición de que el beneficiario esté en paro y lleve al menos tres meses en esa situación.

¿Por qué no cala por ahora este contrato en las empresas asturianas? «La reforma laboral peca de falta de claridad y genera por ahora inseguridad entre los empresarios», responde Alberto González, secretario general de la patronal FADE. Su crítica no va tanto dirigida al contrato de fomento como, en general, al tratamiento del despido. Según su análisis, las empresas están frenando la contratación estable por los problemas que se vislumbran en la economía para los próximos meses y porque existe «incertidumbre» sobre otro de los aspectos capitales de la reforma laboral: los cambios en el despido objetivo, pensados para facilitar la rescisión de contratos con menos indemnización (20 días) en empresas que acrediten caídas de ingresos, pérdidas actuales e incluso una previsión de pérdidas futuras. Pero la forma concreta en que se aceptarán esos despidos en los tribunales está a expensas de lo que determine la jurisprudencia. Esa «falta de concreción», según FADE, retiene las decisiones de hacer contratos fijos, sean o no de fomento del empleo.