Oviedo, M. M.

El teórico déficit de Asturias con la Seguridad Social ronda los 1.500 millones anuales, lo que convierte al Principado en la principal beneficiaria de la solidaridad que suponen el modelo de reparto y la caja única del sistema español.

Las cuentas de la Seguridad Social correspondientes a 2008 revelan un superávit por habitante y año de 294,6 euros. En Asturias la cifra no sólo era negativa, sino que se disparaba hasta un déficit de 8.957,6 euros por habitante.

El análisis en términos relativos revela que Asturias sólo aporta al sistema el 60% de lo que recibe, una tasa que se irá incrementando por las jubilaciones y el retroceso demográfico.

Pero no sólo Asturias presenta cifras negativas. También están en la misma situación, aunque no con cifras tan elevadas, Castilla y León, Galicia, Cantabria, Extremadura y el País Vasco.

«Esto es lo que demuestra la importancia de la caja única. Si los jóvenes emigran entre comunidades autónomas, se seguirá beneficiando el conjunto de los españoles. El problema es que no se hagan las reformas que el país necesita y opten por emigrar pero a otro país, porque entonces cotizarán en él y se perjudicará el sistema español. Lo mismo que se beneficiará si conseguimos crear riqueza y atraer inmigración», advirtió el economista Florentino Felgueroso.

El también profesor de la Universidad de Oviedo y economista Manuel Hernández Muñiz, publicó un artículo en la revista «Empleo Activa» en el que realizaba una proyección demográfica que apuntaba a que en 2018 la región tendría 23.000 asturianos más mayores de 65 años, el 11% más, y 50.000 menos entre 25 y 34 años, el 35,5%.

El envejecimiento de la población es un mal general de España, hasta el punto de que, según los expertos, en el año 2050 las pensiones contributivas se pueden disparar y alcanzar cifras equivalentes al 15,5% del PIB. Es decir, lo que ya representa en Asturias. De ahí que el Principado sirviera como ejemplo en la exposición pública del documento de «los Cien» para explicar «los riesgos que se corren» y el temor a que todo el país siga sus pasos.

Una de las investigaciones de Florentino Felgueroso revela, por ejemplo, que en Asturias hay un 49% de personas inactivas con edades comprendidas entre los 50 y los 64 años. Si sólo se analiza a los varones, son el 40,5% y de éstos el 28% son prejubilados. Si se analiza la tasa de empleo al otro extremo, entre jóvenes de 16 a 29 años, el valor se sitúa en un 41%.

«Asturias es un buen ejemplo del problema de sostenibilidad que se puede producir en España. Las contribuciones a las arcas de la Seguridad Social son considerablemente inferiores a lo que se aporta. Es cierto que las pensiones, de media, son altas, pero también las cotizaciones lo fueron, lo que demuestra la importancia y el valor de la caja única de la Seguridad Social y de la urgencia de tomar decisiones para que el sistema sea sostenible en el futuro», afirmó Felgueroso.

Hay otro dato significativo: las comunidades que reciben más que aportan a las arcas de la Seguridad Social son las del norte de España, además de Extremadura. «Cuanto más envejecida está la población, mayor es el número de prejubilaciones, y éste es un proceso que además se está acelerando y que tendrá enormes consecuencias», advierte Felgueroso. Y no se refiere sólo a que no haya suficientes trabajadores para aportar al sistema.

«Es que cuando un territorio envejece de forma masiva, también lo hacen las plantillas de sus empresas, y no hay relevo. Cambiar los sistemas de producción, implementar incentivos a la productividad, seguir formando al personal se convierten en tareas arduas y en muchas ocasiones con escaso éxito. Eso hace que las empresas también envejezcan, se pierde competitividad y no se atrae riqueza. Además, los jóvenes emigran y como no hay riqueza tampoco vienen los emigrantes», reflexiona el economista.

Las pensiones sirven ahora, en momentos de crisis, de «colchón» para aguantar la situación económica. Asturias es la segunda comunidad autónoma con las pensiones más elevadas del país, fruto fundamentalmente de las prestaciones correspondientes al régimen de la minería y también por el impacto de los retiros en la industria, aunque son de menor cuantía.

«Si no se toman decisiones importantes y con urgencia llegará un momento en que ni habrá esas pensiones ni habrá suficientes trabajadores para sostener el sistema. Y eso supondrá unas mayores cargas fiscales y duplicar las cotizaciones sociales, lo que tendría un efecto muy negativo para el empleo», advirtió el profesor Felgueroso.