Oviedo, L. GANCEDO

Asturias, Castilla y León y Galicia van camino de convertirse en las primeras españolas en cumplir los límites ambientales que para el conjunto de España marcan los compromisos derivados del Protocolo de Kioto sobre reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente el CO2 (dióxido de carbono). La contaminación por CO2 generada por el Principado ha descendido con fuerza y el conjunto de las emisiones es incluso inferior a las de 1990, lo que supone satisfacer sobradamente la disciplina de Kioto. Está ocurriendo de ese modo por los efectos de la crisis sobre la actividad de la industria y, de manera singular, por el declive en el funcionamiento de las térmicas de carbón.

José Santamarta, director de la edición española de la revista «World Watch», elabora para el sindicato CC OO la única contabilidad regional que se hace en España de las emisiones de dióxido de carbono, cálculo que también suele hacer suyo el Ministerio de Medio Ambiente. Las estimaciones de Santamarta, que serán presentadas esta semana por CC OO, señalan que Asturias emitió 21,8 millones de toneladas de CO2 en 2009, la menor cantidad registrada hasta donde llegan las estadísticas. Tal resultado supone que desde 2007, año inmediato anterior a la crisis, la generación de dióxido de carbono se redujo un 34%.

Los compromisos internacionales de lucha contra el cambio climático conllevan que, durante el período 2008-2012, la cantidad media de CO2 soltado a la atmósfera por España sea como mucho un 15% superior a la de 1990. Mediado ese período, Asturias se ha convertido en uno de los territorios que más contribuyen a alcanzar tal objetivo: las emisiones asturianas fueron en 2009 un 20% inferior a las que se atribuyeron a la región en 1990. Castilla y León y, en menor medida, Galicia están en una posición semejante.

Los mayores recortes de emisiones corresponden a las comunidades donde está más concentrada la actividad de las centrales eléctricas de carbón, las del Noroeste. La caída de la demanda de energía por la crisis, las dificultades de las térmicas para entrar en el mercado de la luz ante el avance de las energías renovables y ante la competencia de los ciclos combinados de gas, con menor impacto ambiental, provocaron en 2008 y 2009 descensos de la generación con carbón superiores al 30%.

Eso explica, en su mayor parte, las menores emisiones de dióxido de carbono de Asturias, también asociadas a la caída general de actividad en otras industrias -siderurgia, cementeras, fabricación de papel...- que tienen una notable presencia en Asturias. De hecho, la región es, incluso a pesar del comentado descenso, el territorio español con mayor intensidad de emisiones (20 toneladas al año por habitante).

El recorte en la contaminación por CO2 obedece a las dificultades de la industria asturiana en 2009, que el caso del sector eléctrico redujo su facturación en casi 300 millones de euros. La mayor parte de las fábricas asturianas afectadas por los compromisos de Kioto obtuvieron cierto alivio al no tener que gastar los derechos gratuitos de emisión que tienen asignados con arreglo al sistema de comercio de CO2 establecido por la UE. A la cotización que tienen actualmente los bonos de carbono (unos 12 euros por tonelada), el beneficio que puede suponer para las empresas ronda los 50 millones de euros.