Madrid / Bruselas, Agencias

España fue ayer, de nuevo, damnificada principal por las tensiones en los mercados de deuda pública, donde la posición de los bonos con los que se financia el Estado español sufrió un castigo inédito en más de diez años. Los daños alcanzaron a los compañeros de viaje de la Europa periférica (Portugal, Irlanda o Grecia), pero también a otros países (Italia, Bélgica y, en menor medida, a Francia).

A pesar de las dudas de los inversores sobre la solvencia futura del país, el Gobierno ha descartado nuevos ajustes en la economía y reafirmado sus compromisos de rebajar el déficit público y de abordar sin dilación las reformas pendientes. Según testimonios cercanos al Gobierno, el Ejecutivo de Zapatero aspira a que el Banco Central Europeo (BCE) intervenga en el mercado con medidas extraordinarias para detener lo que, a decir de la ministra de Economía, Elena Salgado, está siendo un ataque general contra el euro. La Bolsa, otra vez en pérdidas (-0,6%), cerró noviembre con una caída acumulada del 14%, el peor resultado mensual desde la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers, en el otoño de 2008.

El mercado de deuda pública vivió durante la mañana momentos de pánico, según los analistas. Los inversores huyeron de los bonos de deuda y la fiebre vendedora hizo que la denominada prima de riesgo española llegara a superar los 300 puntos básicos (3%), algo que no ocurría desde 1996, en la España de la peseta. Esto es, el intermediario que ayer intentaba vender un bono español a diez años tenía que ofrecer para conseguirlo una rentabilidad del 5,7%, frente al 2,7% del bono alemán. Como quiera que los resultados de ese mercado secundario de deuda terminan por trasladarse al primario (donde los estados venden directamente sus emisiones de deuda), se da por hecho que a España le saldrá notablemente más caro obtener financiación si no se restablece la calma. El Tesoro pasará ese examen mañana mismo, cuando intentará colocar bonos por valor de 2.750 millones de euros.

La prima de riesgo española se relajó algo durante la tarde y cerró muy cerca de los 290 puntos. La difícil situación de España en los mercados quedó de manifiesto también en la cotización de los «credit default swap» (CDS), productos financieros para asegurar los bonos de deuda de eventuales impagos. Asegurar la deuda española cuesta ya más del doble que hace cuatro meses. Otro dato: los CDS españoles cotizan a peores niveles que los de Rumanía o Polonia.

La reacción de los mercados contra España llega después de que la Comisión Europea haya alimentado las dudas sobre la economía española, cuestionando que el Gobierno sea capaz de cumplir el próximo año el objetivo de rebajar el déficit público al 6% comprometido. Bruselas sugirió también que España puede necesitar medidas fiscales adicionales (recortes de gasto público o subidas de impuestos) en 2011.

Pero la ministra de Economía, Elena Salgado rechazó ayer que se precisen más ajustes y apuntó en otras direcciones para explicar la situación de los mercados. Salgado señaló hacia Berlín y París. Según la Ministra, queda manifiesto que el rescate irlandés, aprobado el domingo, no ha bastado para contener las presiones sobre el euro. Y la también vicepresidenta segunda defendió que el castigo de los inversores se explica en buena medida por la propuesta para que, a partir de 2013, el nuevo mecanismo permanente de rescate de la UE considere que el sector privado (la banca y otros inversores) corran con parte de los costes. Esa propuesta ha sido pactada por Alemania y Francia y, aunque suaviza las pretensiones iniciales del Gobierno germano de Angela Merkel, abre la puerta a que los tenedores de bonos de un país rescatado tengan que aceptar pérdidas (quitas) o retrasos (esperas) en sus retribuciones. Ante el riesgo de perder dinero en el futuro, los inversores estarían evitando, tras ese anuncio, la compra de bonos de los países con más dificultades, España entre ellos.

El Gobierno, que desplegó la semana pasada una estrategia de comunicación para intentar reforzar la confianza en España, está mirando ahora hacia afuera, hacia el Banco Central Europeo (BCE). Zapatero ha tanteado a otros líderes europeos para tratar de que el BCE intervenga en los mercados.