Bruselas, Agencias

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró ayer que mantendrá su propuesta de aumentar la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, aunque precisó que se incorporarán «factores de flexibilidad razonables». Afirmó que negociará con todos los partidos políticos, pero que alargará la edad de jubilación aunque no haya acuerdos. Estas declaraciones las realizó justo al día siguiente de que los partidos de la Comisión del Pacto de Toledo decidieran incluir una cláusula en sus recomendaciones advirtiendo de que no había acuerdo sobre la edad de jubilación.

Los «factores de estabilidad razonables» son consecuencia de que, según el jefe del Ejecutivo, no todos los trabajadores están en la misma situación, porque han trabajado distintos períodos de tiempo y han realizado labores que no son iguales.

«Pero tenemos que hacer cambios y hemos de prolongar el tiempo de estancia en la vida laboral», insistió antes de incidir en que, en España, la jubilación media se sitúa en los 62,6 años y considerar que ese hecho «no es sostenible». Además, calificó de sensato el plan que ya aplican países como Alemania, Francia, Reino Unido, Suecia o Dinamarca.

Zapatero subrayó que, tras el informe del Pacto de Toledo, es el Gobierno el que tiene que asumir la responsabilidad de la reforma de las pensiones y que, de acuerdo con lo previsto, se aprobará el próximo 28 de enero. Y añadió que lo va a hacer «con todas las consecuencias. El Gobierno -añadió- va a presentar la propuesta de reforma del sistema de pensiones que necesita España, que necesitan los trabajadores y todos los ciudadanos que deseen tener un horizonte de confianza y seguridad sobre su pensión».

Tras recordar que hay países que ya han acometido esa reforma, explicó que en España las dificultades en la Seguridad Social pueden llegar dentro de 15 o 20 años, pero que, para evitarlo, hay que tomar ahora las medidas. El presidente del Gobierno recalcó que, pese a que dejar que las decisiones se tomen dentro de unos años podría ser la postura más cómoda, está decidido a adoptarlas ya. «Hagamos ahora las cosas», animó, para luego utilizar a Alemania de ejemplo, por afrontar al principio de la pasada década una agenda de reformas que ahora está dando sus frutos.

Respecto a la actitud de los partidos políticos, Zapatero afirmó que cada uno demostrará su sentido de la responsabilidad, y aclaró que, ante esta cuestión, él no piensa en expectativas electorales. A su juicio, el análisis de este asunto es decisivo y hay que tener visión de futuro, sentido de la responsabilidad, capacidad de compromiso de todos los partidos y un amplio debate social que garantizó que va a promover el Gobierno para explicar las «razones sólidas y positivas» de lo que se va a hacer. Tras ese debate, está convencido de que la inmensa mayoría de los españoles entenderá la reforma.

Zapatero reiteró que se está en un momento histórico para el futuro de la economía porque hay que hacer ahora sacrificios que se convertirán en el futuro en confianza, prosperidad y empleo.

La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, acusó al presidente del Gobierno de gestionar el país «como si fuera un bingo» y de «jugar» con el futuro de las familias y de los pensionistas. El responsable de Ciudades y Política Municipal del PSOE, Antonio Hernando, replicó tachando estas declaraciones de «profundamente irresponsables» que demuestran «la deslealtad» con la que el PP actúa durante «toda la crisis».

El diputado de IU, Gaspar Llamazares, también afirmó ayer que el volantazo a la derecha del Gobierno «empuja cada vez más hacia una nueva huelga general».