Esta información ha sido realizada por C. M. BASTEIRO (Mieres), A. P. GIÓN (Avilés), M. CASTRO (Gijón) y J. L. SALINAS (Oviedo)

«No me iría a Alemania por culpa del idioma, a no ser que me hiciera mucha falta el dinero»

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Avilés

Alemania necesita mano de obra y la canciller germana, Angela Merkel, quiere buscarla en las nutridas colas del paro españolas. Aunque sólo quiere contratar a desempleados de alta cualificación. El país germano está experimentando un fuerte crecimiento económico y ha salido ya con fuerza de la crisis, y, según una reciente encuesta, la mitad de las treinta empresas que cotizan en la Bolsa de Fráncfort tiene previsto aumentar su actual plantilla.

La Embajada germana acaba de colgar en su página web sus ofertas de empleo, con especial interés en reclutar personal para los sectores de sanidad, ingeniería, docencia, hostelería y turismo. Según la web, las personas interesadas deberán poseer un nivel intermedio de alemán. En el portal se ofrecen diferentes opciones, desde los que deseen trabajos «de poca duración» hasta los estudiantes universitarios.

La opinión sobre la oferta alemana va por barrios y a muchos desempleados asturianos no les termina de convencer, aunque otros aseguran que aceptarían sin rechistar. En sólo unos días Angela Merkel se sentará con el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, para discutir las posibilidades de cómo llevar a cabo este trasvase de personal. Según los cálculos del Gobierno germano, en los próximos meses el país necesitará entre 500.000 y 800.000 nuevos puestos de trabajo de alta cualificación.

La avilesina María Jesús Portugués, de 55 años, lleva dos en el paro, pero reconoce que sólo «en caso de extrema necesidad» aceptaría un posible contrato laboral en Alemania. «Con la edad que tengo ya lo veo difícil, pero si no me quedase otro remedio me iría», aseguró a las puertas de la Oficina de Empleo de Avilés, donde acudió a fichar como hace cada semana. «No hay nada de nada», añadió la mujer, casada y con dos hijos de 23 y 13 años, en referencias a posibles ofertas laborales. Su marido, el único de la familia con ingresos, también puede pasar a engrosar la lista de desempleados a corto plazo. Su último trabajo fue como jardinera gracias a los planes de empleo del Ayuntamiento de Avilés.

La que no estaría dispuesta a trabajar en tierras alemanas a pesar de la invitación de Angela Merkel es la también avilesina Aimé Roiz, de 29 años, dependienta y que suma ya once meses en paro. «No me iría a Alemania por el idioma. Si fuese un país de habla inglesa aún me lo pensaría, pero lo del alemán ya es más complicado. Sólo aceptaría en caso de que me hiciese mucha falta el dinero», apuntó la joven. El idioma es la principal barrera que echa para atrás a los parados asturianos antes de aceptar un nuevo trabajo en tierras germanas.

La oferta de empleo de Alemania también hizo pensar a los jóvenes desempleados de Mieres, pero hay opiniones para todos los gustos. Los más arriesgados, la cara de la moneda, lo dejarían todo y se irían al país germano. Es el caso de Adrián Moya, de 29 años. Este joven mierense, que ha dedicado la mayor parte de su vida laboral al sector de la hostelería, perdió su trabajo hace sólo unos días. «Si tengo la oportunidad de ir a Alemania, será mi primera opción», señaló. El sector al que se ha dedicado no está entre los más buscados por el empresariado alemán, pero «no me importa si tengo que trabajar de otra cosa. No están los tiempos para escoger».

La opinión de Nerea Vega es muy distinta. Esta mierense, de 25 años, lleva «unos meses» desempleada. Es técnica de rayos y, mientras espera un trabajo, no pierde el tiempo y ha seguido con su formación. «Ahora estoy estudiando Enfermería, porque sé que formándome será más fácil encontrar un trabajo», afirmó Vega. Y asegura que no iría a Alemania por el idioma. «No se me dan nada bien. No hablo alemán y en inglés me manejo muy poco», explicó la mierense. Mientras sigue buscando un empleo, Vega prefiere esperar en Mieres, «porque las cosas tienen que empezar a mejorar algún día», antes de dejar todo por un puesto laboral a miles de kilómetros de distancia.

Luis Carbajal dejó de cobrar el paro el pasado mes de diciembre. Su último trabajo fue en el sector de la construcción, uno de los más convulsos por la crisis económica. Natural de Ecuador, llegó a España hace dos años en busca de nuevas oportunidades laborales que no ha encontrado. Asegura que «con los ojos cerrados me iría a Alemania, como si hay que marcharse ahora mismo». Con dos hijos y pagando un alquiler, asegura que se hace cada vez más complicado llegar a fin de mes.

El gijonés José Raúl Chacón acaba de ser despedido, el pasado 11 de enero, por la multinacional alemana Würth (para la que trabajó como comercial durante los últimos cinco años. Al igual que él, otros dos compañeros de trabajo que rechazaron rebajarse el sueldo en un 30% han acabado en la calle. No quiere oír ni hablar de emigrar a Alemania: «¡Qué va! Acabo de comprarme un piso aquí y me voy a casar aquí. ¿Por qué me voy a marchar yo? Además, antes habría que saber hablar alemán». La multinacional germana que lo ha puesto de patitas en la calle está haciendo lo mismo con otros empleados de distintas zonas de España que rechazan rebajarse el sueldo. En el resto de países la multinacional incrementó en un 7,9% su plantilla.

Más claro lo tiene Juan Alberto Cabrero, un cubano que llegó hace dos meses a España y que desde hace nueve no tiene ningún trabajo estable. Cabrero, que asegura que «no se lo pensaría» si le llega una oferta de Alemania, «aunque me tenga que ir a la China», vino a Asturias para encontrarse con su familia -su padre era originario de Gijón-. En Cuba dejó a sus seis hijos. «Hablo con ellos frecuentemente y les digo que estoy bien, pero la verdad es que desde que llegué a Asturias tengo la soga al cuello», dice.

«¿Por qué me voy a marchar yo? Acabo de comprar piso y me voy a casar aquí»

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Gijón

«No me iría; en España las cosas tienen que empezar a mejorar algún día»

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Mieres

«Con la edad que tengo lo veo difícil, pero si no tuviera más remedio iría»

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Avilés

«Con los ojos cerrados me iría a Alemania, como si tengo que irme ahora mismo»

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«Si me surge la oportunidad de irme, sería mi primera opción»

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