Oviedo, Agencias

Los máximos dirigentes mundiales se movilizaron ayer para tratar de evitar hoy una jornada negra en los mercados. El Banco Central Europeo (BCE) acordó en una reunión de urgencia intervenir «decisivamente» en los mercados para atajar la crisis. En concreto, el organismo europeo anunció la compra de deuda de España y de Italia, los dos países más afectados por los ataques especulativos durante los últimos días. El regulador bancario y los gobiernos europeos temen que la degradación de la nota de la deuda de EE UU llevada a cabo el viernes pasado, tras el cierre de los mercados, por la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor's (S&P) actúe como un gatillo para un «lunes negro» en los mercados, cuyo desplome estaría motivado, según los expertos, por la incertidumbre sobre la recuperación de la economía mundial.

El consejo de gobierno del Banco Central Europeo, tras un inusitado encuentro mediante una teleconferencia que duró tres horas, aseguró que en la reunión se «analizó de forma cuidadosa la situación de Italia y España». Y añadió: «El Eurosistema va a intervenir de manera muy significativa en los mercados y responderán de manera coherente». Minutos antes de que comenzara el encuentro del BCE, la viceministra de Economía, Elena Salgado, instó a la entidad a «hacer su trabajo» para estabilizar la deuda de los mercados. Salgado también aseguró que el Gobierno español aprobará este mes nuevas medidas para apuntalar el cumplimiento del objetivo de déficit.

Además, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, salieron ayer en defensa de las medidas anunciadas por España e Italia para enderezar sus finanzas, los dos países que durante los últimos días más se están viendo afectados por los envites de los mercados. En un comunicado firmado conjuntamente, ambos mandatarios aseguraron, no obstante, que «la puesta en marcha rápida y completa de las medidas anunciadas es esencial para restaurar la confianza de los mercados». El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, había anunciado el viernes nuevas y más duras medidas de ajuste para tratar de reducir el abultado déficit público del país. El anuncio llegó después de que el BCE presionara al país transalpino para que se apretara más el cinturón.

Sarkozy y Merkel abogaron también por una aplicación «rápida» de los acuerdos de la cumbre europea del pasado 21 de julio sobre el segundo rescate griego y la ampliación de las facultades del fondo europeo de rescate, y apostaron por que los trámites parlamentarios en sus dos países estén superados antes de finales de septiembre.

El BCE aseguró que para tomar su decisión de comprar hoy deuda de España y Portugal tuvo «muy en cuenta» la valoración que habían realizado Sarkozy y Merkel sobre las medidas anticrisis de estos países. Todo pese a que el Gobierno alemán siempre se había opuesto a que el organismo comprara deuda española e italiana. La canciller germana teme que esta medida haga aumentar la inflación en los países que han conseguido salir ya de la crisis.

El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, aseguró que esta decisión tiene en cuenta el mal funcionamiento de algunos segmentos del mercado y su objetivo es ayudar a «restaurar una mejor transmisión de nuestras decisiones de política monetaria» y «asegurar la estabilidad de precios en la zona del euro».

La reunión de la entidad reguladora europea se llevó a cabo a iniciativa de Trichet después de que la ambigüedad de sus palabras en su última comparecencia abocara a los mercados a una jornada negra. En su discurso, Trichet no dejó claro si el organismo tenía previsto comprar o no deuda española e italiana, lo que provocó el nerviosismo en los mercados con fuertes caídas en las bolsas y alzas en las primas de riesgo.

Durante el fin de semana también se sucedieron los contactos telefónicos entre los miembros del G-20 (el grupo de los países más industrializados y los emergentes). Durante la reunión los países se comprometieron a «buscar maneras de alimentar la confianza de los inversores».