Oviedo, L. GANCEDO

Marta Reynal Querol, economista catalana formada a caballo entre la London School of Economics y la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, se ha marcado como investigadora retos tan audaces como el que ayer expuso con estas palabras al recoger en Oviedo el premio «Fundación Banco Herrero»: «Si investigar sobre el cáncer es importante por la cantidad de muertes que evitaríamos, imaginaos el impacto que podría tener la investigación sobre las guerras si finalmente resultara una cura». Marta Reynal ha llegado ya a conclusiones de apariencia revolucionaria («La pobreza no es la causa de la guerra») que ponen el foco sobre la calidad de los líderes y de las instituciones. El despotismo, vino a decir, suele ser el detonante de las contiendas civiles y de la miseria.

En tiempos de una crisis económica que algunos observadores empiezan a ver también como una amenaza de conflicto político y social para Occidente, el premio «Fundación Banco Herrero» para jóvenes investigadores (menores de 40 años) recayó este año en una mujer (la primera en las diez ediciones del galardón) que se dedica a indagar, «con herramientas de economista», en las guerras, el peor de los conflictos. Una materia que «hace poco muchos economistas describían como extravagante y extremadamente arriesgada», reconoció en su discurso de aceptación del premio ante un público formado, en buena medida, por representantes de los ámbitos empresarial y académico asturianos.

«Lo que investigo es cómo prevenir la tragedia humana de las guerras civiles», expuso Marta Reynal. Esta economista de 37 años, esposa de otro economista (José García Montalvo, miembro del «Grupo de los Cien» y especialista en mercado inmobiliario) y que espera su segundo hijo, se ha propuesto, reconoció, una tarea de enorme complejidad que ha ocupado a filósofos y escritores de todos los tiempos.

Reynal empieza por desmontar argumentaciones apenas discutidas en tiempos recientes. «Desde un punto de vista teórico se defiende que la pobreza es una de las causas de las guerras. Sin embargo, (...) los datos desmienten que la renta tenga efecto sobre la probabilidad de una guerra una vez que se tienen en cuenta otros factores explicativos». El razonamiento es el siguiente: aunque las guerras ocurren en los países más pobres, «puede muy bien» ser que la guerra sea la causante de la pobreza y no al contrario.

Tal tesis de la economista catalana pone en cuestión los criterios que han guiado la ayuda al desarrollo. A decir de Marta Reynal, la receta se vuelve contraproducente: «Si el problema son unas instituciones que favorecen la corrupción, donde no hay ley ni orden, ni seguridad y donde los líderes actúan con impunidad, la ayuda internacional se puede convertir en más financiación para comprar más armas que se traducen en más muertes».

El método científico aplicado al estudio de las guerras, expuso la economista premiada, «ha permitido identificar que efectivamente la pobreza no causa la guerra y que son problemas más complejos los factores determinantes de los conflictos en el mundo. Entre ellos tenemos el legado institucional de los países, muchas veces atado a la herencia del colonialismo, las divisiones étnicas causadas por fronteras artificiales y los líderes que surgen en estos contextos institucionales». «Podría ser que pobreza y guerra sean causadas por un factor común, por ejemplo por un líder déspota. En estos países (en alusión a zonas como África) donde los líderes expolian, donde discriminan a unos grupos y favorecen a otros, los países se ven destinados a la pobreza y a la guerra», anotó también.

En ese punto ha arrancado una derivada no menos ambiciosa de las investigaciones de Marta Reynal, que intenta bucear en la personalidad y las características de los líderes políticos. «Si para contratar a nuestro personal exigimos unos currículos impecables, ¿por qué no hacemos lo mismo con los líderes?». Reynal ya tiene una primera conclusión: «Los líderes con mayor nivel educativo toman decisiones que se traducen en un mayor crecimiento del país».

Reynal y su equipo indagan ahora, detalló, en las biografías de todos los líderes políticos del mundo desde 1875. José Manuel Rivero, consejero de Economía que intervino en representación del Gobierno asturiano en el acto celebrado en la sede histórica de Banco Herrero, señaló, en tono de broma, que aspira a aparecer con buena nota, dentro de cuatro años, en esa base de datos de la economista que busca la cura del cáncer de la guerra.