Gijón, M. CASTRO

El futuro inmediato de las instalaciones de productos largos de Arcelor-Mittal en Gijón está en el aire. La multinacional sólo cuenta con pedidos para garantizar la actividad hasta final de año de la acería de Gijón y de los trenes de alambrón y carril. La dirección liga la continuidad de la actividad en esas instalaciones en 2012 a una fuerte reducción de costes y advierte de que en caso contrario la acería de Gijón tendrá que dejar de producir al menos tres meses y un tiempo aún no definido los dos talleres citados, que dependen de su acero.

En la acería gijonesa y los talleres de carril y alambrón trabajan 750 empleados de Arcelor-Mittal, además del personal de compañías auxiliares. Arcelor ha convocado a los sindicatos para abordar la situación en una reunión que tendrá lugar este viernes. Los sindicatos temen una nueva reducción de plantilla. Arcelor-Mittal negó ayer este extremo. La dirección de la empresa sostiene que «en principio no habrá ajuste de plantilla», algo que considera como última opción. La empresa plantea antes «agotar todas las posibilidades» para reducir costes, como bajar el número de horas extras, ajustar gastos de mantenimiento y de viajes, entre otros. Lograr estos objetivos de aquí a final de año es fundamental para seguir recibiendo pedidos, señalan desde Arcelor. La empresa recalca que los ajustes de costes se están efectuando en todas las instalaciones del grupo y que la productividad de los talleres de largos de Gijón es buena con suficiente carga de trabajo, pero no con la escasez actual.

Los sindicatos reclaman a la empresa precisamente que aumente la producción con nuevos pedidos. «La empresa pretende aprovechar la crisis para ajustar plantillas al límite; es muy difícil que se acepten nuevos ajustes en la acería, el alambrón y el carril», opinaba ayer un dirigente sindical. Arcelor replica que con los costes actuales no puede haber nuevos pedidos.

La crisis también pasará factura a dos de las ocho baterías de coque de la factoría de Avilés, tal y como adelantó en exclusiva LA NUEVA ESPAÑA la semana pasada. Arcelor-Mittal ya ha iniciado la reducción de producción en esas baterías, las número 7 y 8, un proceso que desembocará con su parada en caliente en diciembre. Desde Avilés Arcelor suministra coque a otros hornos altos del grupo. Con la parada de cinco hornos altos en Europa, sobran 170.000 toneladas de coque al año. De ahí la parada indefinida de esas baterías.

La plantilla excedente de las baterías, incluyendo los eventuales, se recolocará en otros talleres de la siderúrgica asturiana. Cubrirán bajas por la prejubilación de personal de producción nacido en 1951 y 1952, algo que hasta ahora la empresa hacía contratando nuevo personal, según fuentes sindicales, que consideran que esta medida supone un recorte real de plantilla. Los recortes también afectarán a las compañías auxiliares, que tendrán que sumar entre todas 1.800 trabajadores, frente a los más de 2.200 actuales. Esto supondrá la desaparición de más de 400 puestos de trabajo.