La licitación de obra pública ha sufrido este año en Asturias una caída del 67% que ha dejado el volumen de contratación en un nivel sin precedentes en los últimos veinte años. Ha ocurrido coincidiendo con los recortes y retrasos en la inversión de todas las administraciones públicas, según refleja la información oficial que sobre el negocio recopila el Ministerio de Fomento y otros datos que manejan las patronales regional y nacional del sector constructor. Ese desplome del negocio de la obra civil está detrás del agravamiento de la crisis de la construcción asturiana, que en las últimas semanas se ha agudizado con las dificultades de Ceyd y Contratas Iglesias, dos de los contratistas señeros del sector regional.

Las cuentas sobre licitación más actualizadas se refieren al período enero-agosto y están elaboradas por Seopan, «lobby» empresarial que reúne a las principales constructoras españolas. Según esta organización, la oferta de contratación de infraestructuras y de otras obras en Asturias ha sido este año de 202 millones de euros, un 67,2% inferior a la registrada a la misma altura de 2010. Los datos de Fomento, que llegan hasta julio, reflejan un retroceso casi idéntico y muestran también (ver gráfico superior) que el nivel de licitación (150 millones hasta el citado mes) es el más bajo desde 1992.

Mediado el año, la patronal regional CAC-Asprocon ya advirtió de que Asturias registraba por entonces «el peor resultado de la historia» en licitación de obra pública. Y según Seopan la región es, junto a Castilla-La Mancha, el territorio donde más pronunciada es la caída de una actividad que en Asturias ha tenido una trascendencia singular para el sector de la construcción durante la última década.

De acuerdo con estimaciones de los empresarios, la obra pública ha significado en estos años más de la mitad del negocio, al contrario que en otras zonas del país, donde el boom inmobiliario fue el motor que tiró más de la actividad y el empleo, hasta llevar a la construcción a representar casi el 11% del producto interior bruto (PIB). Con un desarrollo inmobiliario más contenido que en otras comunidades, la construcción llegó a suponer en Asturias hasta el 12% del PIB regional, gracias en gran medida a las infraestructuras. Ocurrió sobre todo durante los años (a partir de 2003) en los que coincidió en Asturias la ejecución simultánea de obras con presupuestos multimillonarios: variante de Pajares, ampliación de El Musel, nuevo Hospital Central, tramos de la Autovía del Cantábrico o actuaciones vinculadas a los fondos mineros.

Con esos proyectos concluidos o en su fase final y con las cuentas públicas secadas por la crisis, este año se ha despeñado la licitación de todas las administraciones. Según Seopan, el Gobierno central, el Principado y los ayuntamientos han recortado las ofertas de nueva obra más del 60% en los tres casos.

La patronal asturiana de la construcción mantiene conversaciones con el Gobierno de Francisco Álvarez-Cascos sobre la situación del sector. Fuentes empresariales anotaron que los constructores están a la expectativa de que en los próximos meses puedan desbloquearse licitaciones en distintos niveles de la Administración, si bien los contratistas ya están haciendo sus previsiones de negocio y empleo para el próximo año contando con que será otro ejercicio de recortes en el gasto y en la inversión del sector público. La Encuesta de Población Activa (EPA) refleja que el conjunto de la construcción ya perdió más de 20.000 ocupados -incluidos trabajadores asalariados y autónomos- desde 2008.

Esas mismas fuentes destacaron que las dificultades para los contratistas se han agravado además al endurecerse la competencia y por los procedimientos de contratación que se han seguido en Asturias. Estimaciones divulgadas por CAC-Asprocon indican que sólo un tercio de las nuevas obras licitadas durante el primer semestre del año lo fueron mediante un proceso abierto, de libre concurrencia. Según esa versión, se utilizó con mucha intensidad (a menudo por los ayuntamientos) el «sistema negociado», con invitación a un número limitado de empresas. Esta práctica hizo que quedaran fuera de proceso muchas pequeñas y medianas empresas. En el caso de los procesos abiertos, la competencia es tal que, según números de la patronal, son comunes los casos de empresas, incluidas muchas procedentes de otras regiones, que concurren con ofertas que rebajan en más del 40% los precios de licitación.

A la falta de oferta de nueva obra, se añaden los problemas de tesorería de las compañías. Las distintas administraciones están pagando certificaciones con retrasos, indicaron fuentes empresariales. Y el desenlace del boom de las infraestructuras en Asturias ha golpeado además a sociedades que, con frecuencia, también están tocadas por el hundimiento del mercado de la vivienda y con cargas financieras importantes en sus balances.