La banca privada, representada por el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), insistió hoy en que la quita de los 206.000 millones de euros de deuda pública griega en sus manos no debe superar el 50 % pactado el pasado mes de octubre.

El director gerente del IIF y jefe de las negociaciones con Atenas, Charles Dallara, instó a Atenas y a la Unión Europea a "honrar" ese compromiso en una rueda de prensa en Zúrich, en la que negó haber manifestado que un rechazo de Grecia a la oferta de las entidades privadas supondrá la quiebra automática del país.

Dallara señaló que no hay por ahora "respuesta formal" a la última oferta del IIF por parte de las autoridades griegas, ni en sentido positivo ni negativo, pero expresó su confianza en que "podremos seguir trabajando en los próximos días", ya que se trata de "una cuestión que interesa mucho a todo el mundo".

El representante de la banca privada subrayó que se busca un "acuerdo voluntario" con Grecia y explicó que no puede dar un plazo concreto sobre cuando debería terminar la negociación actual.

Preguntado sobre el impacto que tendría un fracaso de las negociaciones, prefirió no especular y se mostró "sorprendido de la velocidad con la que la ansiedad viaja por los mercados".

Dallara declaró que el futuro de Grecia tiene una connotación económica, pero también política y social, y señaló que en estos momentos está en juego no solo la estabilidad de ese país, sino del resto de la zona euro y del sistema financiero mundial.

"Sabemos que se han hecho grandes esfuerzos para construir la zona euro desde hace décadas y supondría un grave riesgo poner esas décadas de progreso en riesgo por la gestión de la deuda griega", agregó el principal negociador del IIF con Atenas.

La reestructuración de los 206.000 millones de euros en bonos en manos del sector privado -de los cerca de 350.000 millones de euros a los que asciende la deuda griega- supone la quita de unos 100.000 millones a través de la entrega de títulos.

Estos títulos supondrían el 35 % del valor actual, más un 15 % en dinero en efectivo o bien en bonos a dos años emitidos por el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF).

En cuanto al interés, la última oferta hecha por el IIF es la de unos bonos a 30 años con un interés progresivo que comenzaría en el 3,5 % para el periodo de 2012-2014, aumentaría al 4 % entre 2015 y 2020 y sería del 4,6 % a partir de 2021, cuando la economía de Grecia podría ya haberse recuperado.

La quita del 50 % fue calculada hace varios meses, antes de conocerse que la recesión griega será en 2012 más profunda de los previsto, lo que, según diversos cálculos, supondría que la quita tendría que ascender hasta el 60 o el 70% si se quiere situar la deuda pública en el 120 % del PIB para el año 2020.

Ese es el nivel, frente al 165 % actual, que el FMI considera tolerable para la estabilidad de un país.

Un acuerdo definitivo, que según las autoridades griegas debe contar con el 100 % del respaldo de los acreedores, es imprescindible para que Atenas reciba un segundo paquete de rescate y pueda hacer frente al pago de una deuda de 14.500 millones de euros en marzo.

El día 20 de marzo es la fecha límite, por tanto, para que Atenas pueda recibir otros 135.000 millones de euros de rescate.

Aunque insistió en que no quería "especular", Dallara abrió una pequeña ventana de optimismo al declarar que "los elementos de una implicación voluntaria sin precedentes del sector privado están encajando" y urgió a aprovechar esta posibilidad.

"Ahora es el momento de actuar de manera decisiva y aprovechar la oportunidad para finalizar este acuerdo histórico, y contribuir a la estabilidad económica de Grecia, la zona euro y la economía mundial", agregó el director gerente del IIF.

La necesidad de un amplio acuerdo que recoja de manera voluntaria todas las sensibilidades fue expresada también por los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea en su reunión del lunes.

Los ministros instaron a todos los partidos políticos griegos a que se comprometan por escrito a acometer más reformas antes de dar su visto bueno al segundo rescate que negocia actualmente con Atenas junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI).