Oviedo, L. GANCEDO

Asturias dio en 2009 y 2010 pasos atrás en el proceso de convergencia con el nivel medio de riqueza de la Unión Europea (UE), según las estimaciones oficiales más recientes. En esos dos años, los de la gran recesión, la renta per cápita pasó de ser equivalente al 97% del promedio comunitario al 94,4%. Es el reflejo asturiano de un retroceso generalizado en las regiones españolas, singularmente abrupto en las comunidades que durante el ciclo expansivo crecieron más pegadas a la «burbuja» inmobiliaria (Comunidad Valenciana, Canarias o Castilla-La Mancha).

Europa utiliza el producto interior bruto (PIB) por habitante para medir el grado de desarrollo de las regiones y de los países, a pesar de las limitaciones que, subrayan los expertos, tiene ese cociente como indicador del bienestar de los ciudadanos. El PIB per cápita es dentro de la UE la herramienta estadística principal para evaluar la convergencia entre los territorios y es, además, determinante en el reparto de los dineros (fondos estructurales) que Bruselas aplica a reducir los desequilibrios socieconómicos.

En la apariencia estadística, Asturias protagonizó desde finales de los años noventa mejoras sobresalientes en la convergencia con la media europea de prosperidad. El PIB por habitante de la región pasó de representar en el año 2000 el 81% del promedio de la UE de 27 miembros a alcanzar el 97% en 2008. Tal avance (16 puntos) fue el segundo más relevante entre las autonomías españolas, por detrás del conseguido por el País Vasco. Pero, como han avisado los expertos, el balance asturiano no fue sólo fruto del desarrollo económico. De hecho, la región fue la segunda que menos creció en esos años. La evolución demográfica jugo un papel decisivo para la cuenta asturiana, según esos mismos expertos, porque la población asturiana se estancó, mientras que el conjunto de España aumentó en torno al 15%. Esto es, el dividendo (el PIB) aumentó más modestamente que en el resto de España, pero al no crecer el tamaño del divisor (la población), el cociente (el PIB per cápita) mejoró a más velocidad que en otras zonas.

El camino de Asturias hacia la convergencia con la UE -favorecido también por el efecto estadístico que supuso la ampliación de la Comunidad a los países del Este a partir de 2004- se paró en 2008 (primer año de la crisis) y se puso cuesta abajo en los dos años siguientes. Presumiblemente, el bache se prolongó en 2011. Todavía no hay datos oficiales sobre el crecimiento de las regiones durante el pasado año, aunque distintos observatorios económicos sitúan el aumento del PIB asturiano entre el 0,5% y el 0,9%, por debajo del 1,6% que se atribuye provisionalmente a la zona euro.

Con una renta per cápita equivalente al 94,4% de la media comunitaria -según una estimación reciente del Instituto Nacional de Estadística (INE)-, Asturias retrocede a un nivel análogo al que tenía en 2006. El retroceso del conjunto de España es más pronunciado: el grado de desarrollo en relación a Europa (100,2%) está en niveles de 2002. La crisis ha provocado descensos superiores a tres puntos en los niveles de convergencia de buena parte de las regiones españolas, incluidas algunas de las más prósperas. La parte de España que supera la riqueza media de la UE sigue formada por las mismas siete regiones que a principios del siglo XXI: País Vasco, Madrid, Navarra, Cataluña, Aragón, La Rioja y Baleares.

Asturias se mantiene en un grupo de territorios que, concentrados en el Noroeste, se mueven entre el 90% y el 100% de la renta per cápita media de la UE. Es una posición en parte estimulada por los «efectos estadísticos» (estancamiento de la población e incorporación de países más pobres a la Unión) y que ha colocado al Principado en riesgo de perder en los próximos años la mayor parte del apoyo económico que recibe de Bruselas. Asturias ya se cayó en 2006 del grupo de regiones prioritarias para el destino de los llamados fondos estructurales. Ante la decisiva negociación del nuevo marco de ayudas para el período 2014-2020, que debe concretarse este año, Asturias aparece por ahora clasificada entre las regiones más desarrolladas (las que superan el 90% de la renta media) y, por tanto, en el camino de ver recortadas drásticamente las futuras aportaciones del presupuesto comunitario.