Esta información ha sido elaborada por: E. G. CEA (Llanes), P. MARTÍNEZ (Ribadesella) y J. M. CARBAJAL (Cangas de Onís)

La comarca oriental vivió ayer una jornada de casi absoluta normalidad, con la mayor parte de los comercios abiertos y con escasa incidencia de la huelga general, salvo entre el funcionariado. Aunque a primera hora de la mañana algunos comerciantes dudaban si abrir sus negocios «por miedo los piquetes», al final la inmensa mayoría de los establecimientos abrían sus puertas. La excepción eran la zona de las calles Mayor y Manuel Cue, con muchas sidrerías y restaurantes cerrados, aunque tan sólo en uno de ellos se especificaba que era como consecuencia de la huelga general, pues el resto informaba que era el día de descanso.

El empresario Manuel Martín Tornero regenta con su mujer el bar restaurante Práu Ríu, en L'Arquera, aseguraba que hacía «huelga general forzosa por la ausencia de clientela en el hotel». Añadió que por la crisis o por la huelga «todo son trabas para poder trabajar» y pedía al gobierno y a los sindicatos que colaboren.

En Cangas de Onís, el 85 por ciento de los trabajadores que prestan sus servicios en el área administrativa del Ayuntamiento secundaron la huelga. En el Instituto, 20 de los 74 profesores secundaron el paro. En la ciudad la normalidad fue la tónica dominante, salvo que algunos comercios evitaron abrir sus puertas por miedo a los piquetes u otros establecimientos hosteleros que tenían señalado para esa misma jornada del jueves el habitual día de descanso semanal.

En Ribadesella abrió la mayoría de los negocios. María José del Valle, que regenta un local en la Gran Vía, defendía «la libertad de cada uno de hacer lo que quiera. Yo abrí porque soy autónoma, estamos en democracia», añadió. Entre los que cerraron había motivos ideológicos pero también la suposición de que la jornada no iba a ser buena, por lo que algunos aprovecharon para descansar, hacer limpieza u otras tareas. La hostelería fue quizás el sector con mayor movimiento por el buen tiempo. En el polígono riosellano de Guadamía abrieron casi todas las empresas. En el polígono parragués de Santa Rita hubo tranquilidad pero también muchas puertas cerradas. En el polígono del Lleu, en Piloña, cerraron casi todos los negocios.