El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, ha afirmado este miércoles que España tiene en estos momentos "un rumbo" y, tras admitir que resulta difícil comprobar que las medidas adoptadas no tienen efecto "ni dentro ni fuera" en el corto plazo, ha asegurado que lo harán a medio plazo.

Rajoy, que ha presidido en Antequera (Málaga) el Comité Ejecutivo del PP andaluz, ha señalado que los Presupuestos Generales del Estado (PGE) son "duros" y "desagradables" pero "la alternativa era infinitamente peor".

Según el líder popular, el recorte necesario para reducir el déficit público podría haber sido de 18.000 millones menos este año y de 10.000 menos en el 2013 si el anterior Gobierno socialista hubiera cumplido sus compromisos con la UE.

Durante su intervención, el jefe del Ejecutivo ha mostrado su sorpresa por que "aquellos que con sus políticas nos han traído hasta aquí no hayan comprendido todavía la situación en la que estamos", en alusión a los socialistas, de los que no espera "ninguna ayuda".

En este sentido, ha lamentado que sean son "los que más protestan" por los recortes, y ha añadido que si España no tuviera deuda pública, los 29.000 millones que el Gobierno va a dedicar a pagar intereses, se podrían destinar a la mejora de los servicios públicos y a no subir los impuestos, entre otras cuestiones.

Rajoy ha insistido en que tener deuda y déficit no sirve "nada más" que para pagar intereses, por lo que ha insistido en que reducirlos supone una prioridad de la que el Gobierno "no se va a apear porque sería una irresponsabilidad".

Además, ha advertido de que comunidades autónomas y ayuntamientos "tienen que cumplir" con el déficit y "hacer lo mismo que el Estado" porque "ahí nos jugamos -ha recalcado- el futuro de nuestro país".

Medidas para ayudar a las CCAA

Dentro de las medidas adoptadas por el Gobierno para "ayudar" a las autonomías, ha citado la ampliación del plazo para que devuelvan al Estado el dinero por errores presupuestarios, los anticipos a cuenta para subsanar problemas de liquidez, la norma de pago a proveedores y la línea ICO para que refinancien su deuda.

Además de controlar el gasto público, ha comentado otras prioridades como la reestructuración del sistema financiero para que "vuelva el crédito" y el impulso de la unidad de mercado, al considerar que las diferentes normas autonómicas restan competitividad a la economía española.

También ha defendido la necesidad de eliminar duplicidades dentro de las administraciones, y ha argumentado que no puede haber el doble de aeropuertos que en Alemania, ni pabellones deportivos o palacios de exposiciones y congresos "por todas partes", al menos en la actualidad.

En cuanto al plan que tiene previsto aprobar en el próximo trimestre el Ejecutivo contra el fraude fiscal, en la Seguridad Social y en la percepción del seguro de desempleo, Rajoy ha manifestado que no le puede molestar "a ningún español de bien".

Tras destacar que el Gobierno ha hecho en tres meses más reformas en la economía española que en los últimos ocho años, ha apuntado que "lo malo es que ya deberían estar hechas", con lo que habría unos problemas "muchísimo menores".

Y ha defendido la reforma laboral al afirmar que España no puede tener una legislación en esta materia "de hace más de treinta años", porque "el mundo es distinto y quien no se adapte al mundo lo va a pasar muy mal".

A lo largo de su discurso se ha referido a la extrema dificultad de la situación económica y ha apelado a la convicción y seguridad con la que actúa el Gobierno para superar las críticas y "sacar este país adelante", para que crezca la economía y se cree empleo.

A la reunión también han asistido el vicesecretario de Política Autonómica y Local del PP y presidente del partido en Andalucía, Javier Arenas, y los ministros de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, y de Empleo, Fátima Báñez, entre otros.