Oviedo, J. CUARTAS

La empresa gijonesa TSK, especializada en ingeniería y construcción industrial, y que opera en 16 países, obtuvo en 2011 un beneficio neto (después de impuestos) de 51 millones de euros, el 65% más que en 2010, su mejor resultado en sus más de 30 años de historia. Su «ebitda» (resultado operativo) mejoró en la misma proporción y ascendió a 71 millones.

La sociedad, que aumentó su negocio el 16%, hasta los 348 millones de facturación, pretende intensificar su actividad en el exterior, de donde en la actualidad procede más del 70% de sus ventas, y en el que pretende afianzar una mejora de ingresos y resultados durante este año.

El grupo intervino el año pasado en proyectos en cuatro continentes: Europa, Asia, África y América. La elevada proyección internacional del grupo, fundamentalmente en Latinoamérica, durante el último lustro (hace cinco años el mercado internacional sólo le aportaba el 15% de los ingresos) ha permitido a TSK sortear las dificultades del ciclo económico y en particular la caída de la demanda nacional.

Con una plantilla de 735 empleados, la empresa gijonesa, cuyo fundador, presidente y consejero delegado es Sabino García Vallina, puso en marcha el año pasado una central de generación en Bangladesh, obtuvo la adjudicación de otra central de ciclo abierto en Bolivia, participó en la construcción de una central hidroeléctrica de 250 MW en Brasil, concluyó 25 megavatios fotovoltaicos en Francia y la conexión a la red de la mayor planta termosolar del mundo con tecnología «fresnel» y aportó el diseño y suministro del sistema de manejo de materiales para una de las mayores instalaciones de producción de fertilizantes del planeta. En todos ellos intervino bajo la modalidad «llave en mano» (EPC), en la que el grupo aporta la ingeniería, gestión de proyecto, montaje y puesta en marcha.

El 44% de sus ventas se producen el sector de la energía, el 21% en industria, otro 21% en material de «halding», 8% en el ámbito del medio ambiente y el 6% en operaciones y mantenimiento.