Washington, Agencias

El Fondo Monetario Internacional (FMI) planteó ayer la posibilidad de establecer una quita de la deuda hipotecaria de las familias, lo que permitiría mitigar la crisis privada en España y favorecer la salida de la misma. Y es que el endeudamiento de los hogares está frenando la salida de la crisis y la recuperación de países como España, Islandia, Irlanda, el Reino Unido y Estados Unidos.

Las crisis registradas tras la explosión de burbujas inmobiliarias acompañadas de un alto nivel de endeudamiento interno son «más dolorosas y pueden prolongarse hasta cinco años», advirtió ayer el FMI durante la presentación de los capítulos analíticos de su nuevo informe sobre «Perspectivas Económicas Mundiales», que presentará la próxima semana.

«Es hora de que las familias reciban apoyo de los programas estatales, como antes lo tuvieron los bancos», afirmó Daniel Leigh, director de uno de los estudios y funcionario del organismo internacional. También señaló que los niveles de endeudamiento de las familias son un «freno para el desarrollo de la economía».

El FMI plantea que la puesta en práctica de programas específicos para reestructurar la deuda de las familias puede suponer «beneficios significativos» a un relativo bajo coste fiscal, al mitigar el impacto negativo de la morosidad sobre la demanda y el precio de la vivienda.

Los directores de estos estudios afirman que las personas endeudadas «reaccionan más ante cambios en los ingresos y patrimonio», reduciendo sus gastos, lo que puede originar un círculo vicioso «con efectos negativos a largo plazo sobre la economía». De ahí que subrayen la importancia de las políticas macroeconómicas y de la relajación monetaria a la hora de tejer redes de protección social y de evitar una contracción excesiva de la actividad durante tales crisis.

No obstante, el informe de la institución advierte de que «las políticas macroeconómicas tienen límites», por lo que tras estudiar diferentes casos a lo largo de la historia concluye que las políticas públicas pueden contribuir a evitar contracciones prolongadas de la economía afrontando el problema de la excesiva deuda de los hogares. De ahí que defienda «programas audaces de reestructuración de la deuda como los aplicados en EE UU en los años treinta o actualmente en Islandia, que pueden reducir significativamente la carga de la devolución de la deuda y el número de impagos y ejecuciones hipotecarias».