Oviedo / Madrid, M. P. / L. G.

Ramón Colao Caicoya, presidente de honor de Duro Felguera y su primer ejecutivo entre los años 1994 y 2003, falleció ayer en Madrid a los 83 años de edad. Poseedor de una intensa trayectoria en la primera línea directiva de la industria y las finanzas, Colao fue en buena medida el artífice del renacimiento del principal grupo asturiano de bienes de equipo, emblema de la industrialización asturiana que en los años noventa, como muchas otras actividades económicas de la región, pasó por enormes dificultades.

Ramón Colao, nacido en Grado en 1929, murió en la mañana de ayer en una clínica madrileña en la que había sido ingresado después de haberse sentido indispuesto el pasado lunes. Numerosos amigos, muchos de ellos del mundo de la empresa, se acercaron ayer hasta el tanatorio de la Paz de Tres Cantos, donde desde las seis de la tarde se instaló la capilla ardiente.

El directivo siempre había gozado de una gran fortaleza y una extraordinaria salud. A sus 83 años, seguía acudiendo con asiduidad a su despacho de las oficinas de Duro Felguera en Madrid. «Todavía no nos creemos que mi padre haya fallecido; todo ha sucedido de manera muy rápida y sorprendente», decía, embargado por la emoción, Ramón, el segundo de los seis hijos del empresario. Y explicó: «El domingo comimos todos los hermanos -Manolo, Ramón, Loreto, Elena, Pilar y José- juntos con él y disfrutó como siempre con todos, con sus nietos, sus bisnietos... El lunes amaneció con algo de fiebre, quedó ingresado en el hospital y su salud fue empeorando de manera muy rápida...»,

Ramón Colao residía en Madrid desde el año 1972, pero su vida personal y profesional siempre estuvo inquebrantablemente unida a su Asturias natal. Licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo y graduado por la Escuela Social de la capital asturiana, desempeñó tareas directiva en empresas siderúrgicas, petroleras, petroquímicas y en la banca. Tras unos inicios muy intensos en el negocio del petróleo, Colao trabajó en sociedades tan señeras como Ensidesa, Banca March y Banco Central Hispano. En 1989 se incorporó al consejo de administración de Duro Felguera y en 1994 accedió a la presidencia del más que centenario grupo fundado por Pedro Duro Benito.

Ramón Colao cogió una empresa en un entorno económico catastrófico, con grandes pérdidas, una altísima tensión laboral y una gran fragilidad societaria. En 2003, el directivo cedió la presidencia en condiciones muy distintas, con la diversificación del grupo en marcha, una creciente internacionalización del negocio y un nuevo accionariado que preservaba el control asturiano de Duro Felguera.

«Desempeñó un papel importantísimo en una etapa especialmente difícil por la conflictividad laboral y la crisis del mercado; supo dirigir la sociedad con mano firme y la defendió ante algunos ataques externos, logrando apoyos empresariales en Asturias que se han mostrado decisivos para la continuidad y crecimiento posterior del grupo», remarcó ayer Ángel Antonio del Valle, actual presidente de Duro. Severino García Vigón, presidente de la patronal FADE, destacó: «La presidencia de Ramón Colao marcó un antes y un después en Duro; fue el artífice de su modernización». «Tuvo una gran visión global y de futuro de Asturias y de la empresa, a la que situó en la senda de la internacionalización y la competitividad», apuntó, por su parte, César Figaredo, presidente de Femetal.

Entre los primeros en acudir a la capilla ardiente en Madrid estuvo el presidente de Reny Picot, Francisco Rodríguez. Íntimo amigo del fallecido, «con el que comía todas las semanas y hablaba casi a diario», el empresario de Trescastros afirmaba emocionado sobre la muerte de Colao: «No veo al empresario, ahora veo al que era mi amigo y es una mazazo importante desde todos los puntos de vista». «Duro Felguera es una de las empresas que más y mejor ha evolucionado desde la transición hasta nuestro días y en eso tuvo mucho que ver la gestión de Ramón», destacó también Francisco Rodríguez.

Hoy, a las siete de la tarde, se celebrará una misa en memoria de Colao en la capilla del tanatorio de La Paz y sus restos mortales serán incinerados posteriormente. Sus cenizas serán trasladadas a su localidad natal de Grado, donde reposarán junto a sus padres, su hermana y su esposa María Teresa Blanco, fallecida en 2010. El próximo sábado 28 de abril, a las cinco de la tarde, se celebrará un funeral en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Salinas, localidad a la que también estaba muy unido.