Zamora/ Oviedo

Caja España-Duero quedaría abocada a la intervención del Banco de España si fracasa definitivamente la fusión con Unicaja. Fuentes internas de la entidad castellano-leonesa confirmaron ayer a La Opinión de Zamora, del mismo grupo editorial que LA NUEVA ESPAÑA, que el proceso sufre un parón a raíz de conocerse las nuevas exigencias planteadas en la reforma financiera impulsada por el ministro de Economía, Luis De Guindos.

La caja andaluza necesitaría 691 millones para sanearse con arreglo a las nuevas normas, mientras que España-Duero cifra sus necesidades en 1.140 millones, que habría que sumar a los 525 millones pedidos en su día al FROB. Si hubiera que solicitar más dinero público, el Estado, cumpliendo la ley de reforma financiera, tendría la facultad de limitar los sueldos de los directivos y cualquier ley posterior afectaría al futuro de la entidad.

Los consejeros más críticos reprochan la total opacidad en la que se mantienen las conversaciones entre el presidente de Caja España-Duero, Evaristo del Canto, y el de Unicaja, Braulio Medel.

Unicaja mantuvo contactos con Liberbank, el banco liderado por Cajastur tras la fusión con las cajas de Cantabria y Extremadura, pese a las reticencias de Caja España-Duero, ya que su papel pasaría a ser testimonial en el que se convertiría en el séptimo mayor banco español, con unos activos de 79.000 millones de euros.

De todos modos, Liberbank negocia en la actualidad la compra de Banco Caixa Geral, la filial española del banco portugués Caixa Geral de Depósitos (CGD), por la que ha ofrecido 150 millones de euros.